¡Oh muertos! que en su tumba duermen solitarios
Y no llevan más la carga de miserias
Del mundo en que vivimos,
Inmóviles y fríos en la profunda fosa,
No preguntan si los ecos del mundo Son tristes o felices.
Ya que no escuchan lo vanos discursos de los hombres
Y el dolor no penetra la molicie de sus huesos
Encuentran el reposo de no sentir,
O de sentirlo todo como uno solo.
Y aquél secreto que sólo ustedes conocen,
Quisiera poder atraparlo
Y aunque yo no viva mi vida
Encuentro mi muerte lejana
Y esta vida que ya no es mía,
Si no logro atraparlo.
No sentir como sentir absoluto: la finitud humana en su expresión plena.
Me gustó.
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Me recordaste a ciertos muertos que gozan de cabal salud…
Por otra parte, me agrada la idea de que no sentir sea un descanso, en especial cuando ese descanso consiste en sentir absoluto, es como si la expresión plena de lo que es el hombre se consiga en cuanto éste muere, aunque eso me causa un pequeño problema ¿será que el hombre sólo alacanza la perfección y la plenitud de su ser, sensible y pensante, mediante la despreocupación que supone la muerte?. Esto me preocupa, pues tal idea quizá supone una invitación al suicidio.
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