Catorce

Espectro, sombra, cenizas es lo que de mi queda voz balbucea en la penumbra de mi mente, en el azaroso ajetreo de Ur – tu nombre: otrora cálido y viviente, ahora dolorosamente pétreo y terráneo. Árido.

La moneda tiene dos caras, pero ¿y el espejo? Incontables. Siempre distinta, siempre cambiante, pero el espejo siempre es el mismo, siempre él mismo. Incontables segundos he pasado ojos clavados con tu retrato; no, foto no, las fotos se rompen, se queman, se olvidan. Tu retrato. El espejo, Incontables las voces del murmullo, EL MURMULLO, secuencial voz única de Ur fantasmal es el eco de innúmeros pasos, su pulso.

Pero ¿y mi rostro? ¿y mis pasos perdidos en esa calle negra? Porque ellos me atan a esta tierra.