¡¡¡Democraciaaaaaaa!!!… Su lechuguita…

La creencia de que en el pueblo está el poder de gobernarse a sí mismo, es una prueba que la historia corrobora como una utopía, debida a las arraigadas creencias del hombre en la existencia de un ser superior que rige sobre todas las cosas, estas adquiridas en parte a la educación religiosa que durante siglos imperó, esta idea de que el hombre esta subordinado a dicho ser, es lo que ha permitido establecer el modelo de gobierno existente en toda sociedad. Sin embargo, aún bajo el yugo del sometimiento que la propia sociedad se ha implantado, surgen sublevaciones dado que todo gobierno sufre de carencias con las cuales el hombre después de cierto tiempo le parecen desagradables, dado que conforme a su punto de vista de “evolución social”, comienza a sufrir los estragos de estas y nace en el una necesidad de levantarse y enfrentarlas con ideas nuevas para el mejoramiento de su estilo de vida.

 

Es de esta manera que el hombre revolucionario despierta de un largo letargo con la convicción esperanzadora de que “algo” puede lograr, pero es aquí donde comienza la complejidad en torno a este asunto. Dado que he mencionado que el hombre tiene arraigada la idea de un modelo gubernamental basado en ideales divinos, se ve inmerso en una confusión y le es escaso el acercamiento a la realidad de las diferencias que existen el la sociedad de la cual forma parte. El estado, es una esfera en la cual una minoría rige a otra con beneficios hacia si misma, situación que seguimos viendo en el panorama actual, una clase social se ve en la necesidad de creer que es representada de manera igualitaria, o mejor dicho de querer ser representada de esa forma, basa esta creencia en la idea de que al cumplir con sus deberes como ciudadano, tendrá como recompensa el compromiso de aquellos que lo representan, se ve inmerso en la ideología de obligación que debe existir entre ambos sectores. La confusión que existe en cuanto a las divisiones que hay en un estado, conlleva a la necesidad de una democracia, en la cual una parte del egoísmo humano se ve despierta, es esta idea del hombre de creerse poderoso, siempre y cuando sea en conjunto, dado que es la única manera en la cual logra ver resultados, imponiéndose como mayoría, negando que el es el origen de las carencias que sufre. Debido a que se ha separado de una perspicacia en cuanto a lo que ha tomado hasta ahora como orden social. Esta mezcla entre divino y humano hace que todos los sistemas de gobierno se corrompan. El hombre se pierde de sí mismo al querer asumirse como social para alcanzar un beneficio particular.

 

 

8 Comentarios

  1. Námaste Heptákis dice:

    A partir de lo dicho ¿podríamos concluir que a la relación gobernante gobernado subyace la «ideología de obligación» que mencionas en tanto se persigue un beneficio particular, y el compromiso en tanto se persigue el bien común?

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  2. martinsilenus dice:

    … no sé por qué me sonó muy causal (mecánicamente hablando) la relación entre subordinación ante la divinidad y la disposición ante el gobierno de que se está hablando, y no sé si sea tan fácil. en lo personal, a mí me parece que las relaciones de subordinación, así como las distintas actitudes y posiciones frente al gobierno tienen un origen o razón de ser más complicada de lo que suena aquí, sin dejar de lado que me parece innegable que existe relación entre nuestras ideas religiosas por un lado, y políticas por otro. (por cierto que me parece que el problema es lo institucional de ambas, y de tantas otras ideas que tenemos, lo que provoca muchos problemas).

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  3. Maigo dice:

    Pensando en el problema que supone que surja un hombre revolucionario de una sociedad educada bajo la necesidad de reconocer a un ser superior, me preguntaba si por esa misma educación resulta imposible que tal hombre sea libre de creerse en algún momento un mesías, en especial porque aquellos que lo sigan lo verán como un caudillo salvador del pueblo, por lo que parece que aún cuando este pueblo decide seguir al revolucionario muestra su incapacidad para gobernarse a sí mismo, pues deja de elegir para dejar el peso de las decidones a su nuevo mesías.
    ¿Crees que pueda haber un hombre que efectivamente sea revolucionario en un contexto en el que parece necesario el reconocimiento de un ser superior?

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  4. Námaste Heptákis dice:

    Creo que cabe una anotación a la pregunta de Maigo. No sé hasta qué punto es posible que el seguidor de un caudillo es capaz de reconocer a su líder como caudillo. Cuando en las críticas actuales uno llama caudillo a AMLO o a Chávez, regularmente los seguidores se enojan y le niegan tal naturaleza, pues para ellos lo que sus líderes representan es humildad, que parece incompatible con el caudillismo. ¿Cómo ves?

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  5. Maigo dice:

    Me parece atinada tu anotación, pues efectivamente los seguidores del caudillo no lo ven como tal, el problema que veo yo radica en que pueda haber un hombre revolucionario que pretenda cabiar el orden de las cosas sin seguidores, y sin que él mismo acabe por creerse superior a los demás debido a la educación que ha recibido, donde es necesaria la precencia de alguien que sea más que los demás para que todos vivan bien. Ahora, tomando en cuenta tales acotaciones, me gustaría leer lo que nos responda la autora.

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  6. etnatm dice:

    Respondiendo a Námaste Heptákis, en la actualidad puedo percatarme de que la sociedad responde a las exigencias de los gobernantes, y a su vez, los gobernados exigen que se resuelvan los compromisos prometidos, sin embargo, en muchas ocasiones, como sociedad, no nos sentimos «obligados» a dar o realizar ciertas acciones que provoquen un «toque en el «alma» política de los gobernantes, es más hacer lo que se debe hacer con miras a un fin común no es propio de la sociedad actual, exigimos por el hecho de pensar que es deber de los gobernantes hacer caso a las exigencias del pueblo, a mi parecer, solo se mira hacia un bien particular y no hacia un bien común.
    Para martinsilenus: me parece que muy en el fondo el problema de la democracia actual radica en el sentir y pensar que existe en la relación del hombre con lo divino, si es necesario abordar más el tema, pues en lo que les he presentado, la visión es un tanto limitada, puesto que aún tengo muchas dudas al respecto, sin embargo, no quito el dedo del renglón en cuanto a la relación que ya dije.
    A Maigo: supongo que el hombre que se presente como revolucionario, no puede ser un mesías o un caudillo precisamente por lo que señala Námaste Heptákis, siento que tanto el «revolucionario» como el que le sigue buscan identificarse, en un primer momento, ya después de esa «identificación», puede perderse este instante, donde aquél que se siente superior, cree que realmente lo es, entonces se pierde el vínculo entre líder y seguidor, razones hay muchas.

    De momento puedo contestar eso, espero que puedan darme algún comentario más al respecto. Gracias.

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  7. maigoalidad dice:

    Hola Etna, gracias por contestar a mi pregunta inicial, ahora me ha surgido otra que se enfoca a un supuesto se la que parte la anterior, que me acabo de percatar no me es del todo claro. ¿Qué entiendes por revolución?, descuidadamente pregunté por el posible revolucionario en una sociedad tan llena de religiosidad, sin atender primero a lo que es la revolución que pretende ese posible revolucionario.

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  8. Námaste Heptákis dice:

    Gracias por la respuesta Etna

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