Mi vida se fue aquella noche
en que me vestí de Luis XIV.
Ella se quitaba la ropa
mientras cristo era iluminado por una vela
que descubría mi desnudez ante ella.
Yacíamos en un convento,
en el pecado, en lo prohibido.
Intenté quitarme el traje del pudor y lo logré.
No hablábamos de amor,
hablábamos de amar
y de la fantasía de Luis XIX
y la cortesana desnuda.
Le roi danse frente a Cristo
y cae frente a los ojos de ella.
Cae frente al amor,
cae frente al miedo.
Intenté ponerme el traje del amante y no lo logré.
La pureza seguía carcomiendo mi carne,
y persiste aún cuando ya no soy Louis
y la cortesana ya no se desnuda.
Le roi ya no baila, ya no cae en sus ojos.
No hablábamos de amar,
hablábamos de enseñar,
y ahora que trato de quitarme
el traje del miedo,
ya no hay cortesana
que se quite la ropa.
Le roi danse de nuevo, pero ahora solo.
Luis XIV murió en 1715,
Yo fallecí aquella noche.
Gazmogno
Me gustó ese par de versos en que se muestra aquello mismo que decía Aristóteles: el verbo tiene prioridad sobre el sustantivo.
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me recuerda muchisimo a Aute, con este aire histórico y de añoranza, mezclado con un erótismo fantástico y al mismo tiempo simple mortal.
como cuando queremos sentir la piel ajena llameante para grabarla en la memoria solo con rozarla. y se siente como la piel de aquel sueño o como la piel de un viejo sudoroso en el camión.
sale! no se que digo.
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Me gustó mucho la relación que hay entre los trajes que va usando el narrador, y lo que estos muestran de éste, pues una máscara sólo cubre una parte importante de quien se presenta ante un otro, en cambio un traje puede llamar la atención de ese otro desviando la mirada de lo que bien puede decir un rostro descubierto, quizá lo que dice es que está muriendo. Me gustó.
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