El siguiente escrito fue un ejercicio para el curso de Antropología Marxista de la licenciatura de Etnología. Trata sobre el escrito de Karl Marx “Trabajo Asalariado y Capital”. Obra económica temprana, escrita en 1849 bajo la publicación «Neue Rheinische Zeitung. Organ der Demokratie» (Nueva Gaceta del Rin. Organo de la Democracia) en abril de 1849.
Consta de dos partes, la primera es una selección de las ideas expuestas por Marx para formular la pregunta ¿El aumento de salario lleva a la clase obrera a la emancipación de su condición de explotados?; y la segunda parte trata críticamente el argumento expuesto por Marx.
PUNTOS DE MARX
- El salario es el precio de una mercancía muy especial, que es la fuerza de trabajo del obrero, es decir, es su valor de cambio. El salario de los obreros esta determinado por la competencia entre quienes demandan y ofertan trabajo, como cualquier otra mercancía, y su origen no esta en el producto del trabajo donde participan los trabajadores sino en el fondo que el capitalista ha destinado para obtener los medios de trabajo y las materias primas.
- Al igualar la fuerza de trabajo a una mercancía, Marx expone que el precio de las mercancías esta determinado por su coste de producción, por tanto y sin vacilar, el precio del trabajo dependerá de lo que cueste “…sostener al obrero como tal obrero y educarlo para este oficio”[i], es decir que el salario está determinado por el coste producción de la fuerza de trabajo, por el coste necesario para la procreación el obrero y por el precio de los medios de vida indispensables. El salario mínimo es entendido como lo determinado por el costo de la existencia y reproducción de la clase obrera.
- El capital es caracterizado porque en él todo es reducible a valores de cambio aumentables e intercambiados por fuerza de trabajo de los obreros, única posesión de éstos, a cambio de un salario. De tal manera que el capitalismo se encuentra allí donde el trabajo vivo agrega más valor al trabajo acumulado preteritamente por la clase burguesa mediante el despojo histórico (acumulación originaria). Por tanto el intercambio entre trabajo asalariado y capital resulta desfavorable para los obreros, recibiendo medios de vida consumibles pero ahogado su tiempo entero en el puesto de trabajo. Consumidos los bienes intercambiados por el salario recibido en el mercado, los capitalistas ven ganancias en los productos vendidos, mientras el obrero para mantenerse tiene como única posibilidad para hacerse de nuevo de esos medios de vida la de vender su fuerza de trabajo al capitalista.
- “…el capital presupone el trabajo asalariado, y este, el capital. Ambos se condicionan y se engendran recíprocamente.”[ii] Al aumentar el capital aumenta las filas del proletariado, pero, y contrario al discurso economicista, los beneficios del capitalista no se reflejan en beneficios para los obreros. Muy revelador es señalar que cuanto más gane el patrón menos será el salario del empleado, pero aún más es su inversa, a mayor sea el valor del salario, menor será la ganancia capitalista.
- Los tres aspectos que integran el salario de los trabajadores son,
- Salario nominal que se expresa en la cantidad de monedas.
- Salario real que implica la capacidad de intercambio por productos que permiten esa cantidad de monedas.
- Salario relativo que es proporcional a la ganancia capitalista.
Por tanto aunque aumentase el salario nominal no mejorará las condiciones del trabajador mientras que su salario real pueda ser cambiado por los mismos o menos productos que antes del aumento y menos si su salario relativo se sigue distanciando de la ganancia final del capitalista.
- Las relaciones entre obrero y patrón no son singulares, sino que se plasman en un marco más amplio que rebasa a ambos, el mercado mundial. Cuando un obrero se contrata con un capitalista, no lo hace en base a un arreglo solo entre ambos sino con toda la clase burguesa, que ha fijado de antemano el precio de su fuerza de trabajo bajo las leyes de competencia de los capitalistas por bajar los costes de producción de sus mercancías.
- Para poder competir entre capitalistas estos se abocan a tres puntos importantes para reducir sus costes de producción.
- aumento de la división social del trabajo, que causa la simplificación del trabajo y la competencia “clasecida”.
- aplicación de nuevas tecnologías, que conlleva la sustitución de la fuerza de trabajo viva;
- producción a gran escala, para conquistar mayores mercados.
II
Todo este aumento del capital en cascada lleva inevitablemente a la ruina de la clase obrera. Con solo su cuerpo, su capacidad de producir, de crear y transformar, como herramienta y consumido su tiempo para la elaboración de un producto que muy posiblemente no disfrute, el trabajador se encuentra, hipotéticamente, entre una larga lista de disyuntivas: ¿Al exigir aumento de salario, esta pidiendo ser más explotado para acrecentar el capital de su patrón? ¿Al exigir mayor salario, solo vende más cara su propia ruina? O al hacerlo ¿contribuirá a la ruina del capital, siendo que a más salario menos ganancia? Si recibe el aumento de salario ¿ha resuelto los impedimentos para el goce y la potencializar su vida?
Si el trabajo asalariado reúne tantas relaciones intrínsecas con el capital, que hacen de aquel pieza clave para su existencia, y éste mismo es generador del trabajo asalariado, entonces ambos resultan altamente dañinos a la historia de la humanidad.
Parecería entonces estéril la lucha por el aumento de salario en tanto que esto implique el reconocimiento y aceptación del capitalismo como única fuente de hacerse de recursos para los trabajadores, en tanto que solo se exigen migajas de los banquetes que se dan los capitalistas que a su vez solo ven disminuidas porciones ínfimas de sus ganancias.
Si bien es cierto que las luchas sociales que enmarcan este primer lustro y medio del dos mil no están determinadas en gran parte por la búsqueda de mayor salario, es de precisar que en muchos lugares sí es una inminente consigna que unifica a los obreros en sus centros de trabajo, en sus ramas industriales, para hacer frente a los intereses de los dominadores y medir fuerzas con menos adversidades. Aunque la acumulación de fuerzas y sus expresiones en la lucha de clases son presentes, es preocupante el avance burgués y sus mutaciones. Los aumentos por debajo del 10% directo al salario, en los últimos años en México, muestran la fortaleza de la clase capitalista, que aunque “ceda” parcialmente a las posturas fijadas por los obreros organizados no le significa en lo más mínimo un inconveniente para proseguir acumulando y acrecentando su capital a costas de millones de vidas.
El trabajo de los obreros no puede medirse en un salario mientras éste implique relaciones tan desiguales. En el salario no hay nada artificial o tal vez todo, pero de natural no tiene nada. ¿Si en lugar de solo ganar dinero obtuviéramos también otros productos y servicios, no ya como los recibimos ahora por prestación social, sino en una gama más rica de variedad y más directa de quien produce? ¿Si la producción estuviera determinada por las necesidades sociales concretas y no por la especulación en ganancias del mercado? ¿Y si no necesitáramos contratarnos como trabajadores asalariados sino que tuviéramos libre acceso a los medios de producción para realizarnos material y espiritualmente?
Luchar por salario es un buen comienzo como método de acumulación de fuerzas y búsqueda de alianzas, cuando todas las condiciones son adversas y la organización obrera está por dinamizarse. Pero la medida la tienen hecha los capitalistas, cualquier posición económica ganada para las organizaciones obreras, actualmente, está delimitada por la ganancia y las especulaciones financieras, protegidas por las leyes. Habrá, tal vez, que pensar otras medidas más acordes con la realidad y quizá no será exigir, sino actuar lo imposible para no esperar a la igualdad de condiciones materiales y simbólicas para reproducirnos como seres humanos libres.
[i] P.p. 74. Marx, Karl “Trabajo asalariado y capital”
[ii] P.p 78. ibidem.