Pequeño Descuido

Alguien se pone a hablar sobre los grandes cismas que se producen entre los amigos porque lo que creían y querían era completamente distinto, ¿y qué hacen los escuchas?: yo me los imagino asintiendo con fingida indignación, como si estuvieran atendiendo un recuento corriente de una situación enojosa y cotidiana; como si se hablara de uno de esos casos que a cualquiera le ha pasado, o que le puede pasar. Sin embargo, hablar así refleja una carencia de tacto para tratar las pasiones humanas, los deseos que juntan a los amigos, y los anhelos que guían las vidas tan diversas. Muchos hombres de muy alta estatura han discutido sobre las pasiones, los afectos, y los anhelos humanos porque a la vez que son cosas característicamente humanas, en la misma medida son misteriosas. Si no se anda con cuidado pueden ser traicioneras, o pueden ser encantadoras. Su encanto característico es la fuerza con la que marcan nuestra perspectiva de las vidas de las personas: «qué tipo de persona es alguien» es una frase que normalmente se refiere a qué cosas le gustan y disgustan, qué deseos tiene, qué lo motiva a actuar normalmente, etc. Y por otra parte, su misterio se funda en la dificultad para hablar de ellas: el hombre se observa mejor cuando se sabe qué cosas despiertan en él, pero cuando ellas despiertan, lo raro es que aún pueda ver bien.

El romántico piensa que las pasiones son súbitos estallidos ígneos que toman al hombre prisionero y lo usan como marioneta confinada a escuchar y acatar el llamado natural, una voz que manda desajustar el «orden» de las cosas en el aburrido mundo cotidiano para traer a la vista la cruda –pero bella– verdad que tiene a su cuidado. Todo placer debe ser magnífico o falso, sin alternativa. Logra su magia tocándolo todo con esas manos suyas que desprenden llamas, y hablando marcadamente como desde un sueño palabras aladas. En un sitio mucho más frío se halla el estoico. Él piensa que las pasiones son vagos bramidos del cuerpo que rugen con deseos ciegos, amenazando con distraer al hombre de lo verdaderamente importante, que es su propio cuidado. Para el estoico, la naturaleza humana es la claridad y calma del pensamiento, y las pasiones, los afectos y los anhelos se cuelgan de él como sobrepesadas anclas. El romántico afina el oído para escuchar nítidamente cada impetuoso grito de la pasión; el estoico afina el oído para acallar detrás de un sello hermético cada impetuoso grito de la pasión. Los dos, sin embargo, están de acuerdo en que la naturaleza humana es más que carne y en que las pasiones son un llamado que, por el cuidado de uno mismo, debe de ser tomado en serio.

Quisiera no ser figurado como alguien extremo sólo porque mis ejemplos lo son, pues tengo la impresión de que algunas veces mirar lo más exagerado es de buena ayuda para mirar con mejor tino hacia lo que es más apropiado. ¿Y no es de llamar la atención la posición tan importante que en ambos extremos ocupa el cuidado como la punta del pie en el suelo? En los dos el cuidado se refiere a la buena comprensión de las pasiones, los afectos y los anhelos, aunque difieran sobre cómo se da tal. No creo que sea demasiado difícil de notar que en cualquier caso cuidar de uno mismo implica con necesidad una clase de observación de estas cosas, de qué deseamos, qué queremos, qué nos es placentero y qué doloroso. Pero ¿por qué habría de cuidarse de qué le complace a uno o de qué lo repugna? Es decir, ¿se puede escoger eso? Pienso que en cierta medida sí. Nos cuesta trabajo aceptarlo, y no sé si cada vez más, pero tenemos la posibilidad de cambiar aunque sea un poco nuestros modos de acercarnos o alejarnos de ciertas satisfacciones. Así crecemos cuando pasamos de ser niños a ya no parecer niños. Así nos habituamos a lo que hacemos y hasta nos «des-sensibilizamos» con lo que nos solemos enfrentar. No sólo es cierto que las cosas que placen y disgustan a alguien pintan muy bien su silueta, sino que además, la vida misma que lleva lo acerca de poco en poco a desear las cosas que tiene en ella.

Por eso la amistad es una cosa tan estimable, quizá la más de todas, porque lo que deseamos de alguien más y lo que sentimos por él se vuelve el espejo con el que nos vamos conociendo a nosotros mismos. Qué tan apto se es para conservar a un buen amigo habla excelentemente de quién se es, porque lo que despierta en nosotros cuando estamos cerca de alguien que apreciamos nos acerca a saber qué creemos que vale en la vida y que merece que se la viva. También es ésa la causa de que observemos con tanto placer las cosas que queremos, pues no podemos evitar juzgarlas y meternos a nosotros mismos en ese juicio, viendo en lo que deseamos de alguien lo que queremos de nosotros mismos, o en lo contrario lo que deseamos evitar. Por eso es que no puedo evitar pensar que algo hay de errado en el modo de relatar lo que está ocurriendo cuando hay un «cisma entre los amigos», cuando lo que creían verdadero terminó por separarlos. Quizá perdieron la perspectiva en un descuido, o tal vez no eran amigos pero el nombre pegajoso les gustó por la costumbre, o también puede ser que lo que estos amigos quisieron el uno del otro no estuviera ni en el uno ni en el otro.

12 Comentarios

  1. martinsilenus dice:

    Me quedó una duda: ¿tú eres estoico o romántico?¿O acaso no es una división completa? ¿Estás tú más allá de los dos mentados o simplemente al mismo nivel, analíticamente hablando, pero distinto? De ser afirmativa tu respuesta a la tercera pregunta, no veo por qué alguien te haría caso a tí y no a un romántico o a un estoico. De ser afirmativa la respuesta a la primera pregunta… ¡Estás cabrón!
    Jajajajajajajaja.
    Que estés muy bien, compañero. (No digo «amigo» porque sé que sabes que lo eres, y porque no me gusta andar de presumido en estos terrenos electrónicos).

    Jajajajajajajajajaja.

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  2. martinsilenus dice:

    aclaración: quise referirme a que estás cabrón si estás más allá de los románticos y los estoicos; y que no sé por qué te haría caso, si estuvieras al mismo nivel, pero diferente.
    jajajajajajajajajajajajajaja

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  3. Cantumimbra dice:

    Martinsilenus, esas dos caricaturas de posturas sobre el cuidado de uno mismo son imágenes de las que me valí para intentar decir qué pienso yo, no son categorías en las que me he catalogado, ni a alguien más en particular. Por eso no creo que quepa la jerarquía cuya autoría pretendes imponerme, y si acaso quieres hacer caso a mis palabras, que sea por lo que digo y no por alguna noción superficial de «nivel» que te lleve a prejuzgar lo que diga.

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  4. martinsilenus dice:

    Cantumimbra, sólo estoy haciendo caso a lo que dices: «El romántico dice…», «el romántico afirma…», etc. Y lo mismo con el estoico. Si admitimos que son caricaturas inexistentes (más allá de las caricaturas) y que no refieren a personas de carne y hueso, entonces necesariamente tú no eres ni uno ni otro, sino algo más, pues no eres una caricatura (¡Estás cabrón!). Ahora bien, si crees que el asunto de la amistad depende de lo que uno dice de ella, no estoy de acuerdo con eso. Sí pienso que es importante lo que se dice de ella, pero también creo que, como toda relación amorosa, la amistad, al ser vivida por nosotros, en cualquier momento puede llevarnos a pensar sobre ella sin que eso signifique que la amistad como tal ha menguado ni nada parecido. No hay que confundir eso, pues se pueden perder amistades valiosas e importantes sólo por tomar demasiado en serio algo que se dice en broma o de alguna manera semejante que no sea literal (creo que nunca has negado la posibilidad de las bromas y el humor), o bien por tomar muy a la ligera algo que se dice en serio (asumiendo que «en serio» no es sólo lo que se dice silogísticamente, pues hay muchas maneras de hablar en serio, de allí un ejemplo de la importancia de la hermenéutica). En pocas palabras, no creo que el que alguien se ponga a pensar en la amistad quiera decir que sus amistades signifique que las amistades que se tienen no son amistades ni nada parecido, sino que son algo más complicado de lo que cualquier argumento al respecto pudiera decir…

    jajajajajajajajaajjajaajajajjaajajajajajajajajaajjajaajajajjaajajajajajajajajaajjajaajajajjaajajajajajajajajaa.

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  5. Thimocrates dice:

    Te saludo nuevamente, claramente(lo digo yo desde mis obscuridades) hay una especie de extremos entre ambas imágenes, el asunto que me queda es que si ¿es posible un justo medio entre el estoico y el romántico? también a sabiendas que en la realidad hay románticos estoicos y estoicos románticos (eso me parece, cfr.martinsilenus).

    Cuídense.

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  6. Cantumimbra dice:

    Martinsilenus, no entiendo a qué te refieres en tu último comentario, pero creo no haber dicho que la amistad dependía de qué se decía de ella. Al ser un tema de complejidad tan grande, y al ser mis capacidades tan pequeñas, sólo pretendo decir que cuando dos personas se separan porque lo que quieren y piensan es completamente distinto, el asunto no se explica bien diciendo que «terminó la amistad», porque esa descripción encierra una aporía. Ésta aparece porque la amistad es una relación que, según una suposición correcta a mi juicio, incluye que se quieran cosas semejantes y que se piense en común qué es importante. Si dos están en desacuerdo sobre cosas que no juzgan importantes, pues no pasa nada y no se separan; y si su divergencia es al respecto de algo tan importante como para que se separen por completo, ¿entonces cómo eran amigos? Ése problema me hace pensar que lo que ocurre es más complicado y se tiene que pensar más a fondo que solamente decir que «si un amigo sostiene alguna tesis que vaya en contra de nuestros axiomas más básicos, la amistad seguramente se verá terminada».

    Thimocrates, creo que lo que ocurre es que son contrarios sólo en cuanto a su comprensión del cuidado de uno mismo, que incluye qué piensan que son las pasiones. Si buscas el medio, sería al respecto de esto, y supongo que en quien pienses que tenga un poco de ambos no será sobre lo mismo.

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  7. martinsilenus dice:

    Cantumimbra. Lo de que piensas que la amistad depende de lo que se diga de ella lo digo, nno porque lo afirmes explícitamente en ningún lado, sino por cómo inicias tu escrito (el original, no un comentario), pues hablas de creencias, anhelos, y cosas así como la base de la amistad, pero me parece que te refieres al asunto como si tales anhelos, creencias, deseos, etc se pudieran encontrar inequívocamente en los discursos de unos y otros (me refiero unos y otros amigos). Digo «me parece» porque dudo que sea así como lo vives realmente. Ahora bien, quizás me equivoqué y me excedí en mi interpretación, pero eso no importa mucho.
    Estoy de acuerdo en que la separación no implica que la amistad terminó, pues eso sería simplismo. Por otro lado, no creo que las separaciones entre amigos que difieren en cosas importantes sea ni permanente ni absoluta; a mi me parece que sigue habiendo cierto tipo de amistad, pero el porqué sea así o por qué la separación es conveniente son asuntos bastante complicados.
    jajaja.
    En cuanto a eso de que “si un amigo sostiene alguna tesis que vaya en contra de nuestros axiomas más básicos, la amistad seguramente se verá terminada” no lo tomes literal, creo que hay que aprender a leer entre líneas o bien a interpretar ironías y cosas así; o bien a leerleas porque, eso sí, pese a tu falsa modestia, tus capacidades como lector y como escritor no son pequeñas o por lo menos tan pequeñas como las mías… (y es que a mi no me interesa que mis ideas sean claras y distintas, ni universales y necesarias ni fiel representación de las cosas, ni develadoras de lo oculto y verdadero del ser, ni nada parecido, eso es cosa de filósofos, dos de los cuales seguro leerán esto y estarán de tu lado).

    jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajjajajajajajajaja.

    jajajajajajajajajajajajajjajajajajajajajajajajajajajjajajajajajajaajjaajajjaa.

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  8. Perro de llama dice:

    ¡Cantumimbra! Aunque sean caricaturas auxiliares, siento que te pasas siempre un poco con el romántico. Tanto como quizá me gustaría pasarme yo con el estoico. Si bien, las dos actitudes algo llevan de deplorable, ambas pareciera que están en juego en nosotros.

    Busco casos en los que haya terminado una amistad y no los encuentro. Aquellas en las que tiene que ver la distancia me parecen retomables, o al menos así las he experimentado. En cuanto a lo contrario en los principios ¿no te parece que es más bien sobre la amistad misma?

    Y acerca de las decepciones amistosas, casi siempre me ha parecido un problema de proximidad y confianza; cuando alguien deja de ser confidente del otro, no necesariamente cuando tienen ideas distintas sobre un principio.

    Me preocupa lo que dices sobre el espejo, y la confusión. ¿No consideras que en consecuencia podría reducirse la amistad a un impulso egoísta? si bien, distingues entre intereses de varios tipos y dejas abiertas las posibilidades a algo mejor, parece que esa mejor opción esta dentro del autoconocimiento. ¿de qué manera no se vuelve instrumento?

    En fin, me gustaría saber qué piensas de esto. Un Abrazo.

    —————————

    Silenus, te ríes menos por facebook. Pinche hostil. jajaja.

    Ya en serio, fueron muchas acrobacias.

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  9. Cantumimbra dice:

    Perro de Llama, gracias por leer. Lo que dices del romántico me parece curioso, porque encuentro difícil poder «pasarse» describiendo su ímpetu. Pero para responder lo que me preguntas del amigo, confío en algo que leí alguna vez de un traductor de algún famoso griego. Este señor decía que la medida de qué tan bueno es alguien es qué tanto es capaz de mantener una amistad genuina. Entiendo de ello que un amigo verdadero se quiere por lo bueno que es él mismo, y que inversamente, esta «buena persona» quiere el bien para uno. Entonces ocurren las dos cosas al mismo tiempo: se obtiene el bien del otro queriendo el bien de uno, porque uno logra sentirse complacido por hacerle ese bien. Puedes verlo como algo egoísta pero no creo que de modo despectivo, pues no es que el fin de la amistad se encuentre en la soledad, sino en la compañía: deseando ambos el bien del otro pueden sentir ese gusto y satisfacción de hacer bien y de que el otro quiera hacerle bien. Si ese deseo prueba ser destructivo, entonces ésa es también la prueba de que lo que uno consideraba un bien no lo era, o no del todo. En ese sentido, el espejo sólo es la metáfora para mostrar que uno puede mirar qué piensa (él mismo) que quiere decir «hacer bien» cuando está con el amigo.

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  10. Maigo dice:

    De tu texto alacancé a ver que el fundamenta de lo amistoso es la semejanza, pero no estoy muy segura de que ésta se de por un conjunto de semejanzas, digamos de axiómas básicos, (qué no entiendo con claridad a qué te refieres con ello), sino por una sola, y me gustaría que me dijeras qué opínas de que esta única semejanza capaz de fundar una amistad sea la concordancia que hay entre los amigos, respecto a lo que consideran que es lo bueno.
    Lo que en cierto modo me recuerda lo dice Aristóteles sobre la amistad en la Ética a Nicómaco, pues parece que lo único que mantiene a los amigos es la comunidad respecto a la idea de bien que los motiva por los mismos senderos, que no son siempre físicos.

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  11. Cantumimbra dice:

    Yo creo, Maigo, que es más complicado que hablar de «semejanzas». El viejo problema de poder defender la amistad por la semejanza como por la diferencia no es gratuito, pues no es por todas las cosas que son semejantes ni por todas las disímiles que nos agradamos entre diferentes seres humanos. No quise explicar por qué los amigos se hacen amigos. Como le dije también a Martinsilenus, quise exponer que creer que la amistad es cosa bien clara es reduccionismo. Lo de los «axiomas» es, de hecho, una cita de un escrito de Martinsilenus (Palabras naufragadas.).

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  12. Maigo dice:

    Gracias por aclarar lo de la cita, y la finalidad de tu texto, que por descuidada no alcancé a notar.

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