Por el polvo cegados los dos ojos
y dejando la vista en el olvido,
sueño con aquel joven malnacido
por el que dejé abiertos los cerrojos.
Ahora sólo hay viles despojos
de lo que antes fuera desprotegido.
Y me culpo de no haber acogido
las advertencias de los boquiflojos.
Ya estaba bien, pero encontré su foto,
vi aquel rostro cubierto de recuerdos
y con lágrimas formé un diluvio.
No afloraron aquellos desacuerdos
Extrañé sentir su cabello rubio
Pero el llanto renovó aquel voto.
Maigo