Suma de azares, la vida cotidiana abunda en detalles; pretextos para la reflexión, dirán los meditativos; señales del destino, a decir de los esotéricos; exageraciones irrelevantes, según los importantes. Sabrá Dios lo que sea, pero ante uno de esos detalles, si acaso doy con él, me alegro. Así, por ejemplo, hace algunos días, en una mañana fría, en un desangelado vagón del metro, la elocuencia se coló entre los rizos del helado viento; cuando me di cuenta quise disimular, pero ya era tarde, la frase se asentó en mi mente cual gusano musical. Observábamos, los pasajeros y yo, a un niño atuendado de payaso que recién subió al vagón para ofrecer una rutina de comedia blanca y pedir tras la ejecución algunos pesos para solventar el hambre. Frente a mí, un padre cargaba a un niño algo más pequeño que el lozano bufón, mientras el niño miraba con azoro al visitante; tras acabar la rutina, el padre dio una moneda al cómico y tras partir el último dijo seriamente a su hijo: “lo ves, si no estudias tendrás que trabajar”. ¡Elocuencia! No será difícil notar, pensando mínimamente la frase, el problema educativo que tras ella yace. El padre, como tantos otros padres, espera que su hijo estudie, y estudie mucho, para evitarle la pena del trabajo, y en cambio dotarle de los bienes del empleo. El padre, como tantos otros padres, prefiere pensar en el futuro de su hijo como el empleado necesario de alguien más, que como el trabajador esforzado de sí mismo. El padre, como tantos otros padres, cree que es más digno ser empleado –como objeto- que trabajar –como sujeto-. En un país, como Iván Illich anota en El trabajo fantasma, en el que la mayoría confunde trabajo con empleo, en el que la educación, como Gabriel Zaid demostró en De los libros al poder, es un medio privilegiado de empezar por arriba y escalar en la pirámide de los privilegios burocráticos, poca dignidad ha de reconocerse en el trabajador libre y esforzado que, como el payaso del metro, vive al día y de sí mismo; mayor dignidad ha de suponerse en quien no vive al día, ni de sí mismo, sino del usufructo de un complejo aparato público que lo mismo lima responsabilidades que diluye realidades. En un país así, lo único digno es acomodarse al patrón que mejor paga. En un país así, digo, la educación pierde sus más altos fines y se le confunde con el entrenamiento para el meretricio, pero con una diferencia, las meretrices tienen doctorado.
Námaste Heptákis
Ejecutómetro 2011. 11510 ejecutados al 25 de noviembre.
Escenas del terruño. Denuncian los activistas de la Red por la Infancia de Ciudad Juárez la detención injustificada de 24 integrantes de su grupo por razón de la “limpieza social” que la fuerza pública ha implementado. Ahora, en Juárez está prohibido mostrar tatuajes o perforaciones, de lo contrario serán detenidos y deberán pagar una fianza de 300 pesos para su “liberación”. El objetivo del operativo, según la autoridad, es limpiar la ciudad de malandros. ¿Recordará alguien que en su justificación ante Javier Sicilia así llamó el presidente Calderón a los delincuentes?
Coletilla. Ahora resulta que al presidente Calderón le preocupan los table dance, al tiempo que un aliado suyo, senador panista por cierto, es dueño de algunos.