¿Alguna vez han imaginado la posibilidad de aprehender un momento vivido, guardarlo en algún lugar y revivirlo cada ocasión que así se desee? Yo lo he pensado más de una vez y más de una vez he imaginado cómo sería. A distintas personas he realizado esta pregunta y tres diferentes respuestas he recibido. Me han respondido que eso es lo que hace la fotografía (principalmente personas que se dedican a tomar fotografías), captura momentos, (lo diré de esta manera pues siento que el lenguaje no me alcanza) representa los momentos en un cuadro sin movimiento. Con una relativa facilidad entiendo cuando me dicen que, al tomar una fotografía, el momento de aquello observado con el ojo queda reproducido para poder ser visto y revivido después. Y hasta cierto punto estoy dispuesto a aceptar esto.
Una fotografía puede generarnos algún sentimiento al verla y si es una fotografía muy buena puede hacer que sintamos a través de ella lo que el fotógrafo quiso hacernos sentir. Podemos pensar que, al revivir el sentimiento transmitido por la persona que tomó la fotografía revivimos el momento; pues sin mayor problema podemos aceptar que, en la mayoría de las ocasiones, una fotografía es tomada es para hacer que perdure eso que se está percibiendo. De tal modo que, si la fotografía es buena, al verla uno podrá adentrarse en ella y revivir ese momento.
Pero, ¿si la intención no es tomar una fotografía que los demás puedan vivir junto con el fotógrafo, sino una fotografía de algo que la persona está viviendo, algo que hace para recordar tal cómo fue aquel momento? Me viene a la mente una fotografía tomada en la calle de mí con quienes en ese entonces eran mis grandes amigos; o de aquella chica que me volvía loco, a quien por sorpresa le tomé una foto en la cafetería de la universidad con la esperanza de conservar ese instante efímero como mi relación con ella, un momento que pretendí guardar con una pequeña cámara de celular.
Éstos que acabo de mencionar, son momentos muy claros en mi vida, no tengo duda de sentir lo que sentí. Mas con algo de tristeza debo confesar que no cumplí con mi cometido; no guardé el momento, se fue. No puedo evitar siempre que veo una fotografía que llama mucho mi atención pensar en la posibilidad de aprehender un momento. De alguna manera entiendo qué quiere mostrarme la gente al decir que, con la fotografía se conserva un momento que queda en representado; que es posible revivirlo, que es posible hacerlo presente. Pero esto no es posible aunque me gustaría creer sí –pues como ya mencioné me agrada la idea de poder poseer un momento-, mas sé que no será posible (aunque de algún modo pudiera tener mi momento, nunca sería igual que el vivido por primera vez, siempre le faltará la espontaneidad, la sorpresa, lo propio con que se presenta aquel primer momento), un momento pasado nunca es presente en su totalidad.
Rotundamente me opongo a pensar que la fotografía pueda tener en ella todo un momento. En el momento uno ve, oye, huele, siente, piensa… Un momento está lleno de elementos que no pueden ser aprehendidos por completo en una foto; me cuesta trabajo ver la posibilidad de aprehender un momento en el recuerdo, que está más –aunque siempre siento que algo se me escapa, que el recuerdo no esta completo-, con mucha más razón en la fotografía. Aunque el recuerdo tiene más elementos de la totalidad del momento que la fotografía, siempre se perderá el instante del momento (muchos recuerdos son más largos que la vivencia). Vivir el momento de algo, se queda en lo efímero de estar viviéndolo; nosotros, jamás nos quedamos con la posibilidad de revivir el momento de algo, por mucho, sólo con un buen recuerdo; el momento pasa. Sólo se vive la totalidad del momento en el instante en que se está viviendo lo que un segundo más tarde será vivencia.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...