A la vera del camino

Quizá debemos a Parménides ese genial descubrimiento poético del alma como un carruaje. Descubrimiento que, en su forma más plena, fue legado a la eternidad por Platón: nada como el vigor, la vivacidad y la elegancia en que se reúnen dos dispares caballos y un auriga habilidoso para representar la impetuosa refulgencia de los pensamientos, la fuga indómita de los deseos, la recia terquedad del corazón y las preguntas de apremiante desazón. Quizá debemos también al alma, por otra parte, el descubrimiento de la rueda y de Parménides, así como quizá debemos al descuido del alma la insoportable gravedad del tránsito vehicular. Miles de millones de centímetros de asfalto sosteniendo millones de amasijos de fibra de vidrio y fierro que sostienen a su vez pastas animadas que luchan neuróticamente por un poquitico de ventaja en la caliginosa carrera contra el reloj de los retrasos laborales; hombres y mujeres que taponan las hipercolesterolémicas calles de la ciudad a fin de cumplir con el deber ingrato de pasar la vida sin que la vida pase por ellos. Democracia del ruido y el polumo, el tránsito vehicular reta a la imaginación para distraerse en los más disímiles temas y circular –al menos- en una ligera conversación. Así, por ejemplo, una madre perspicaz me contó el otro día los trancos de su pequeña hija en la formación escolar. Suma de vanidades, las tendencias educativas del país han llegado al punto de evaluar la velocidad lectora sobre la comprensión de lectura, al grado de establecer ciertos estándares de lectura veloz de acuerdo a la edad del educando; así, a los seis años se espera que los niños lean en promedio 59 palabras por minuto y que al terminar la educación básica (alrededor de los quince años) el índice aumente a 160 palabras por minuto (aquí un ejemplo). El caso es que, según me contó la mentada madre –lee bien, lector, aunque no leas rápido-, a fin de cumplir los estándares, en las escuelas mismas se ha comenzado a sugerir el aumento de la velocidad de lectura a costa de la comprensión. No sé de buen saber si es una buena tendencia, pero puedo suponer con facilidad que no lo es, pues así como nuestras calles se atiborraron de automóviles al grado de hacer insufrible cualquier traslado, podría llegar el día en que con tristeza notemos que los carruajes alados de los niños nacionales quedarán varados -bofos y pusilánimes- a la vera del camino viendo pasar la vida.

 

Námaste Heptákis

Parte de guerra 2012. 540 ejecutados al 20 de enero.

Garita. El nuevo PRI, garante de la democracia, ha otorgado el registro para contender por una senaduría a notables y honestos nuevos priistas como el exgobernador de Guerrero René Juárez Cisneros (denunciado ante la Suprema Corte por la desaparición de 115 millones de pesos de recursos federales) y el exgobernador de Quintana Roo Félix González Canto (acusado de complicidad con Mario “el góber precioso” Marín en la detención y traslado ilegal de Lydia Cacho). ¡Puro sabor a PRI!

Coletilla. “Cuando el bosque avanza, es inútil la huida, sobre todo si se es, uno mismo, árbol”. Tahar Ben Jelloun