Una mañana lejos del mar

En mi cama de franela,

me caliento yo los pies

con ayuda de calcetas;

así duermo más que bien.

 

Si a la mañana siguiente

hace frío como hoy,

evito si es conveniente

salir y ni el paso doy;

 

y como evitarlo puedo,

en cama me he de quedar

cual barco anclado en el puerto,

lejos de lo hondo del mar.

Hiro postal