Revisitando a Cavafis VIII

Traslado al español del poema “Velas” (Κεριά) de Cavafis

Los días del futuro yacen ante nosotros

como una fila de pequeñas velas―

doradas, cálidas, velitas vivas.

Los días pasados, tumbados a nuestra espalda,

son una línea triste de velas apagadas;

humeantes siguen las más cercanas―

velas frías, derretidas, acabadas.

No quiero verlas: su traza me entristece

como me entristece recordar su antigua luz.

Miro las velas incendiadas ante mí.

No quiero dar la vuelta, para no ver, aterrado,

cómo crece rauda la línea obscura,

cómo se colma todo de extintas velas.

 

Parte de guerra 2012. 2947 ejecutados al 30 de marzo.

Garita. Nuestros legisladores han evitado reiteradamente la discusión de la reelección legislativa excusados en una hipócrita fidelidad al maderismo. No es de extrañar, ante esto, que nuestros legisladores se engalanen con la banda de la “no-reelección” mientras cambian de una cámara a otra sin voto directo de por medio. Aquí algunos ejemplos. El nuevo PRI tiene un lugar asegurado en la Cámara de Diputados a los ahora senadores Manlio Fabio Beltrones, Fernando Jorge Castro Trenti, Francisco Agustín Arroyo, Jorge Mendoza Garza, Carlos Aceves del Olmo, Jesús Murillo Karam y Arnoldo Ochoa; por su parte, aseguran su lugar en la Cámara de Senadores los ahora diputados Emilio Gamboa, Diva Gastélum y Gerardo Sánchez García. Los demás partidos, aunque también lo hacen, no alcanzan esa descarada proporción. ¡Sabor a PRI!

Coletilla. “Sileno, el padre adoptivo de Baco, anduvo siempre sobre su trasero de asno y con cuernos en la cabeza. La moraleja es que los borrachos se dejan guiar por los tontos y, además, posiblemente, los primeros también sean unos cornudos”. Jonathan Swift

Amor en Estocolmo

Dejé que miraras, que hicieras, que tocaras,

 

dejé que sintieras, que oyeras, que olfatearas,

 

dejé que bebieras, mordieras, desgarraras,

 

dejé que chuparas, lamieras, penetraras,

 

dejé que sudaras, te corrieras, me mancharas,

 

pero nunca dejé que, violándome, entraras.

Cazador

Justo detrás de ti me acerco en silencio. Cada paso tuyo es repetido por mí con el esmero redoblado de un intruso insospechado. Apenas te has ido y yo llego conteniendo la cascada emocionante de contemplar dónde anduviste, de olerte tarde. La marcha no me presiona, el calor no me presiona, la prisa no me presiona: tú lo haces. Pero es lenta la presión. Es suave, como todo lo que sin decir nada me dices. Yo sé bien cómo estás, criatura desamparada, sola en esta selva. Hermosa, más que todo lo que te rodea. Nadie aquí merece tu majestad, nadie merece mirar tu porte. Es triste, lo sé, pero no hay opción: aunque huyas y pienses que lograste escabullirte de mí, tengo que encontrarte. Sólo yo puedo tenerte, y no puedo arriesgarte dejando que estés un día más en este ennegrecido y triste mundo, no hay opción. No dejaré que escuches mi respiración, prefiero que la imagines asustada y ansiosa. Quiero que creas que me perdiste, quiero que creas que estoy lejos para que no me busques adentro de tu sombra, donde me esconderé. Y sigo sin que lo sepas, pero no quiero que dejes de sospecharlo; no por completo. Las palabras que hacían eco en mi cabeza de pronto enmudecen: te has detenido. Jamás te viste más bella, casi segura de haberme perdido. Respiro profundamente, antes de dejar de respirar por completo y espero como he esperado siempre. Tus grandes ojos miran los alrededores tranquilizándose poco a poco y, así como una nube negra que se va agolpando poco a poco en lo alto del Cielo, que cubriendo la luz del día y enfriándolo todo mientras prepara en su seno la fuerza creciente de un relámpago, descarga su haz con un ensordecedor tronido en la faz de la tierra, así tenso yo la cuerda del arco. Apenas hagan contacto nuestras miradas, no verás nada más. Serás mía.

Segismundo.

Soñé que soñaba a quien tenía un sueño,

soñando  a otro que soñaba despierto,

con despertar a quien con él soñaba.

Maigo.

Quizá

“Más encantadoras son las hipótesis

que trascienden lo racional…”

 

Hace unos días leí y me volví a asombrar, como hace mucho no lo hacía, de una figura política. No es una figura actual, es una pasada pero muy pasada. Leí sobre Shih Huang Ti, el primer emperador chino. Palabras como colosal, fuerte, decidido, obstinado, autoritario hasta asombroso y extraordinario tal vez se acerquen a describirlo. Es reconocido por ordenar la construcción de la gran Muralla China. Fortaleció, aseguró y conservó “limpio” a su querido imperio. A él se le debe también la creación de los sorprendentes “Soldados terracota” (cosa que nuestro ex -presidente Vicente ha de  recordar muy bien). Buscaba que su imperio fuera inmenso, intocable e infinito, buscaba que el mundo temblara y temiera al oír siquiera de él y su imperio.  Pero esto no es todo. Por muchos es además recordado, y condenado, como aquel emperador asesino del pasado. Ordenó la quema de todos los libros existentes anteriores a él. Borró el legado científico y literario chino. Dejó una China segura y orgullosa, pero también nostálgica, deseosa de conservar su pasado.  Amado u odiado sin duda es recordado. Hoy miles de chinos y no chinos escriben por él y para él, para alabarlo o condenarlo.

Shih Huang Ti no fue el único que condenó los libros, también Clemente de Alejandría lo hizo. Se dice que fue porque creía sólo en la palabra hablada. Se dice además que fue porque sabía bien el peligroso poder que tiene un libro. Los libros tal vez harían reflexionar a los hombres y cuestionarían sus acciones, “sería como poner una espada en manos de un niño”. Tal vez esto pensaban y por eso hicieron lo que tuvieron que hacer. No lo sé. Tal vez lo hicieron porque sabían bien que grandes eventos, que sólo siendo autores de sonoros actos –aun los llenos de desgracia- serían recordados por siempre. Los hablarían, cantarían y escribirían.  Llegarían a un libro. Vivirían para siempre. Si todo fue plan con maña les resultó: aún hoy los platican y escriben. Aún hoy son recordados y viven.

La justificación estética de los males es tema que ha estado y creo estará en boca de muchos.  “Los dioses tejen desdichas para que a las futuras generaciones no les falte algo que cantar” decían por ahí hace mucho. Tal vez sea bueno recordarlo estos días tan llenos de ruido y de gris.  Acciones extraordinarias, hermosas o dolorosas, esas que nos encantan o duelen hasta quién sabe cuánto y dónde, las que nos marcan en serio, han llegado y  aterrizan (aunque cada vez menos) de bellas maneras. Caen con colores, texturas o letras, caen como pinturas, esculturas y también como libros. Escribimos cuando nos gusta o nos duele, cuando algo nos atrapa, nos asombra o espanta, cuando amamos u odiamos. Escribimos cuando el asombro o la desilusión. Tal vez la desgracia nos deje llanto, tal vez nos amargue el rato. Tal vez nos pueda dejar mucho más, tal vez nos haga creadores. Quizá todo –aun este doloroso presente, este sombrío mundo y fragmentado suelo- sea cosa de un plan divino.  Quizá ese plan es un libro. Quizá, como dice Mallarmé, el mundo existe para llegar a un libro.

PARA APUNTARLE BIEN: Esta idea ojalá fuera mía, pero no. Yo la leí de Borges aunque él dice que es compartida. Su ensayo se llama “Del culto de los libros” y está en el libro Otras inquisiciones.

MISERERES: De chile, de mole, de dulce y de pozole: proponen de todo para el Senado (familiares, empresarios, personajes de televisoras…). Propuestas económicas (según): http://gerardoesquivel.blogspot.mx/2012/03/los-programas-economicos-2012-18.html. Tragediota en Toulouse, pero acá también.

¡Ya!

El mundo cambia rápidamente y parece que nosotros tenemos que cambiar con él. Aunque realmente, la mayor parte del tiempo siento que el mudo cambia y nosotros tenemos que alcanzarlo; como si el mundo fuera ajeno y tuviera una subsistencia propia en la cual no tenemos nada que ver; como si tuviéramos la necesidad de correr tras de él para alcanzarlo. En ocasiones siento la necesidad de dejar de correr para detenerme a ver todo mientras sigue corriendo, pero por más que lo intento no puedo dejar de seguir corriendo. A veces me gustaría ser un espectador. El problema es que, hasta donde veo, no hay manera de serlo, no encuentro la manera en la cual uno pueda ser un turista de la vida; de que pasee por ella o en ella sin que tenga mayor compromiso que observar como sucede con quien mira una película.

La necesidad de estar a la vanguardia, la presión de tener que saber de todo, la pretensión de cambiar a la velocidad del mundo que cambia nos mantiene en un constante trote. Pero hay veces que uno se cansa, y aunque quisiera dejar de correr no puede hacerlo; el mundo se vive y uno no se detiene no se detiene mientras viva. Quizás estar fuera del mundo sea estar fuera de la vida; quizás estar fuera del mundo sea tanto como no vivir. ¿Cómo sea estar fuera del mundo? No lo sé, pero me gustaría detenerme, separarme del mundo por un momento y mirarlo sin tener que moverme con él.

Recuerdo

Diario en mi mente

glorioso te encuentro cual

piedra preciosa.

Hiro postal