«La luz del día dio en el rostro de uno que dormía.
Su sueño fue avivado
pero no despertó.»
Semillas, tierra, tiempo. Luz, agua, más tiempo. Plántula. Más agua, más luz y más tiempo. Tallo, hojas, botón. Más luz, más agua. Tiempo y más tiempo… ¡Sorpresa! ¡Ahí está la flor! Qué momento. Ese momento grandísimo, mágico, lleno de ruido y lleno de silencio. El instante, delicado y delicioso, en el que la norma se olvida, el uniforme se quita y la realidad truena. Instante en el que todo deja de ser gris; deslumbra, retumba y ciega el amarillo. Aquel «ahora» , tan fugaz y eterno; que nos va dejando pero se imprime en nuestra alma y nos mueve tal vez para siempre. El momento en que lo común y monótono deja de ser. Ese momento en que huye lo aburrido y se rompe el tedio: el momento del asombro. Ver nacer al sol o a una flor. Los ciruelos o las jacarandas. Mirar las estrellas o tus ojos. La lluvia y su olor. El mar, su baile y su canto. Las palabras y sus eternas aventuras. La vida y la muerte. Los sueños, el amor, el mundo…Sí, todo esto nos asombra. El mundo entero está hecho de delicados instantes; asombra siempre si se le pone tantita atención. Ver desorden en el orden, hacer desorden por el orden. ¡Ahí! Ahí comienza todo. Ahí comienzas tú y comienzo yo. Ahí comienza el hombre y se eleva como un Dios.
En su columna del domingo “Testamento educativo” (en el Reforma), Zaid habló de la síntesis de Latapí sobre educación. Resumo: educar es formar el carácter. La educación debe tomar en cuenta el salto que se produce a los once o doce años, cuando empieza la autoconciencia y el diálogo con uno mismo, cuando se descubre la maravilla y la riqueza del pensar. Hay que educar los sentimientos. El éxito es importante para el desarrollo personal, pero la educación limitada a ciertas formas de excelencia y competitividad produce analfabetos en el desarrollo de sus sentimientos. Hay que educar para la libertad… “Afortunadamente, las cosas de verdad importantes, como que salga el sol cada día, no están sujetas a la intervención siempre falible de los hombres… los niños están dotados de impulsos que operan por sí mismos. Los seres humanos se educan a sí mismos, a pesar de los males maestros”, concluye. Afortunadamente a asombrarnos nadie nos enseña, para asombrarnos no dependemos de nadie. Por suerte, aunque todo vaya y venga, el asombro se queda.
PARA APUNTARLE BIEN: Para los días grises: “Todo el mundo descubre, tarde o temprano, que la felicidad perfecta no es posible, pero pocos hay que se detengan en la consideración opuesta de que lo mismo ocurre con la infelicidad perfecta. Los momentos que se oponen a la realización de uno y otro estado límite son de la misma naturaleza: se derivan de nuestra condición humana, que es enemiga de cualquier infinitud. Se opone a ello nuestro eternamente insuficiente conocimiento del futuro; y ello se llama, en un caso, esperanza y en el otro, incertidumbre del mañana. Se opone a ello la seguridad de la muerte, que pone límite a cualquier gozo, pero también a cualquier dolor.” (Primo Levi lo dice en “Si esto es un hombre”).
Algo del señor Latapí: Finale prestissimo, Fondo de Cultura Económica, 2009.
MISERERES: Brasil y Argentina vs. Carrocería mexicana. Arrancan campañas, los gritos y sombrerazos. Fox pide a candidatos campaña limpia (luego le sangró la boca).