Inspirado por los sonetos de Juan Carlos Garzón.
La mística rezaba improvisando:
«Abramos nuestro corazón a Buda,
a Quetzalcóatl pidamos ayuda,
y al Cristo hay que entregarle nuestro mando»
Su audiencia cantó mantras con aplomo
-cuidando con un ojo el equipaje-
Ya todo estaba listo para el viaje:
comida, sleeping bags, y mucho pomo
Las nubes que cubrían la luz de Luna
se abrieron culminándose el ritual
«¡pedían pruebas de magia y ésta es una!»
«Sí, claro, amor», con una voz normal
le respondió su novio y dijo en suma:
«ya vamos, quiero hacerme el natural».