Revisitando el famoso poema “Esperando a los bárbaros” de Constantino Petrou Cavafis
¿Qué estamos esperando
reunidos todos en la plaza?
Dicen que los bárbaros llegan hoy.
¿Por qué en el Senado
va reinando la desidia?
¿Por qué los senadores
no legislan este día?
Porque los bárbaros llegan hoy.
¿Y qué tipo de leyes
harían los senadores?
Llegando los bárbaros,
legislarán como señores.
¿Por qué tan de mañana
vemos despierto al emperador,
esperando, cabeza coronada,
al pie de nuestra puerta mayor?
Porque los bárbaros llegan hoy.
Y el emperador espera,
paciente, a su caudillo.
Lleva en mano un pergamino,
que informa de sus nuevos nombres,
así como de todos sus honores.
¿Por qué los cónsules han salido
en purpúreas togas enfundados
junto con el pretor?
¿Por qué con pulseras adornados,
y anillos de gran fulgor
se lucen elegantes por el pasillo?
¿Por qué adornan el camino
llevando sus bastones grabados
con del oro y la plata el color?
Porque los bárbaros llegan hoy
y con eso ellos se deslumbran.
¿Por qué no llegan los rétores
a impresionar con sus palabras?
Porque los bárbaros llegan hoy
y desprecian las palabras.
¿Y por qué de pronto nos invade
tal confusión, tal desasosiego?
¡Se han vuelto tan serios nuestros rostros!
¿Por qué tan pronto las calles
y las plazas se han vaciado?
¡Vuelven todos a sus casas desastrosos!
Porque ya llegó la noche
y los bárbaros no han llegado.
Desde las fronteras bajando,
algunos dicen lo que oyen:
ya no hay bárbaros.
¿Y ahora qué haremos
si no hay más bárbaros?
Al menos esos hombres eran
una cierta solución.
Parte de guerra 2012. 5203 ejecutados al 29 de junio.
Garita. Desde la semana pasada por los pasillos de la plaza pública corren sinvergüenzas amenazas de problemas postelectorales, de supuestos golpes de Estado ya pactados, de violencia segura (como si llevásemos estas elecciones sin violencia); sin embargo, no hay que dejarnos llevar por los rumores: mañana hay que ir votar sin miedo, hay que votar con dignidad y ojalá podamos votar por la paz.
Coletilla. “La mayor utilidad de los grandes maestros de la literatura no es la literaria; está fuera de su soberbio estilo y aun de su inspiración emotiva. La primera utilidad de la buena literatura reside en que impide que un hombre sea puramente moderno. Ser puramente moderno es condenarse a una estrechez final; así como gastar nuestro último dinero terreno en el sombrero más nuevo es condenarnos a lo pasado de moda”. G. K. Chesterton.