Amanecí otra vez
entre tus brazos,
y desperté llorando
de alegría.
Por lo general vemos en el amanecer una promesa. Con la llegada de un nuevo día se nos hincha el corazón de esperanzas venturosas. A veces, vemos en ese día la posibilidad de mejorar nuestra vida, en otras ocasiones, en cambio, vemos que llegará de manera inminente una sentencia, consecuencia de nuestros actos. Pero el amanecer no sólo es eso, no sólo son esperanzas buenas o malas. Hay ocasiones en que un amanecer no promete nada, porque él mismo es el cumplimiento de una promesa, y como tal lo recibimos ya sea llorando por tristeza o bien por alegría. Cada amanecer es diferente, y cada vez que vemos uno nos sentimos distintos nosotros mismos, sin dejar de ser lo que somos, sin dejar de notar en qué hemos cambiado y en qué somos iguales, y esto ocurre gracias a la peculiaridad de la luz del amanecer, porque es justo con la luz del amanecer que podemos ver claramente el reflejo de lo que tenemos en el alma.
Maigo.
Me gusta mucho esto. Y me gusta, entre otras cosas, por algo que deja implícito: el crepúsculo – una luz semejante a la del amanecer, pero con un sentido opuesto, o aparentemente opuesto pues también es una promesa y la consumación de una promesa.
Me gustaMe gusta
No había pensado en el sentido opuesto del crepúsculo, que siendo promesa y consumación nos puede invitar a un sentimiento muy diferente del que parece prevalecer durante el amanecer. Gracias por recordarmelo elexpresidente.
Me gustaMe gusta