En el principio era Dios, y como Dios que es, ha sido y será podía nombrar lo que aun no estaba creado.
¿Por qué si yo no aspiro a ser Dios me exigen nombrar lo que siendo creado no conozco?
Tal exigencia, tal acto de soberbia, que voluntariamente atormenta a mi alma, me duele y contraria más que los movimientos involuntarios a los que se ve sometido mi cuerpo.
Maigo.