Revisitación del poema Taedium Vitae de Oscar Wilde
Zaherir mi juventud con raudas dagas,
de la edad mezquina portar librea,
mientras cada mano vil me husmea
mi alma se enreda en trenzas largas.
Sólo soy lacayo de la Fortuna,
pero vivir así no es lo que quiero.
Esto es menos que del mar la espuma
o que el cardo seco en veraneo.
Prefiero mantenerme alejado
de los tontos que ríen de la vida.
Mejor vivir en un pobre tejado
que aún me sirva como guarida,
que en la cueva hallar otra herida
que en mi boca dejó el pecado.
Parte de guerra 2012. 8794 ejecutados al 16 de noviembre.
Ideas en vuelo. “El orgullo se sustenta en la humillación de los otros, y eso, en lugar de enaltecerla, humilla la condición humana. La grandeza de la dignidad se llama humildad, y su fuerza radica en que se lanza de lleno en el vacío y al final, sea en lo alto o en lo bajo, encuentra la infinita misericordia de Dios”. Javier Sicilia
Coletilla. “Cuando el Señor se adueña de un alma, no lo hace de un modo cicatero, sino con la generosidad de un gran señor”. Jacques Fesch