Revisitando el poema El más allá (Το Mετέπειτα) de Constantino Petrou Cavafis
Yo creo en el más allá.
No deseo lo material,
ni me seduce lo real.
Es instinto natural,
no hábito artificial.
La palabra celestial
algún día encontrará
de la vida el sentido,
el fin de su expresión.
Y así tendrá la acción
reposo y recompensa.
Se cerrará la mirada
reposando en la Creación,
y el ojo se abrirá
delante del mismísimo Creador.
Y del Evangelio del Señor
una ola de vida nacerá
―inquebrantable y sin dolor.
Parte de guerra 2012. 8938 ejecutados al 23 de noviembre.
Escenas del terruño. Ante el difícil reto de superar un final de sexenio tan ridículo como el de José López Portillo, el pasado jueves el presidente Felipe Calderón propuso cambiar el nombre del país. Los medios afines al priismo, ya sea priismo priista, priismo perredista o priismo lopezobradorista, han resaltado que dicha propuesta es un refrito de la que hizo el diputado Felipe Calderón en 2003. Lo que no han dicho es que en el difícil año de 2008, cuando en las trincheras nacionales se libraba la batalla por la reforma energética, se presentó la misma propuesta, pero su portador ni era panista ni era hombre, sino que era mujer e intelectual del círculo lopezobradorista: Elena Poniatowska (Enfoque 754, suplemento de reflexión política del diario Reforma del 14 de septiembre de 2008). Calderón justificó el cambio en cuanto al modo en que se nombra internacionalmente al país, sin embargo Elenita, llena de ingenio, gracia e inocencia, afirmó que le “gustaría más que se llamara México para que no se pareciera a los Estados Unidos”. Al menos en esto, Calderón sí rebasó por la izquierda.
Coletilla. “El amor engendra el dolor y el dolor engendra el amor. La madera, al quemar, no sólo da ceniza, sino también llama”. Paul Claudel