Antes de la noche

para ti, que duermes mal

Revisitando el salmo IV

1) Para el director del coro con Neguinot.

Salmo de David.

2) Respóndeme al invocarte,

oh Dios de mi justicia,

que de la aflicción me libraste;

escucha mi oración y apiádate.

3) ¡Oh hijos del hombre!

¿Hasta cuándo mi honor

seguirá mancillado,

perseguirán la ilusión

y el fraude habrán motivado?

4) Sabed que el Eterno ha escogido

a aquel que le es fiel.

Sabed que a mí ha oído

cuando le he llamado a Él.

5) No pequéis y poneros a temblar.

Meditadlo en vuestros corazones

sobre el lecho por las noches,

y tras meditar, callad.

6) Ofreced los más justos sacrificios

y en el Eterno sólo confiar.

7) Y cuando muchos se pregunten

“¿quién el bien nos podría mostrar?”

Tú podrás, oh Señor, sobre nosotros

la luz de tu presencia manifestar.

8) Señor, tú has derramado

alegría a mi corazón;

aunque han abundado

su trigo y su licor,

la tuya, Señor mío,

es por mucho la mejor.

9) En paz yo he de acostarme

y rápidamente dormirme,

pues sólo por ti, oh Eterno,

a la vida he de asirme.

Coletilla. “Que la almohada del alma feliz sea la pureza de conciencia”. San Bernardo