Te pienso con tal vehemencia como si pensándote pudiera conseguir que regresaras; como si invocando tu imagen pudiera recuperar la risa que quedó impregnada en este cuarto, ahora vacío, y que me asalta de cuando en cuando la memoria; como si fingiendo el coito pudiera fecundar tu sombra, único cobijo con el que me cubro últimamente por las noches.
Gazmogno