Revisitando el salmo VI
1) Para el director del coro con neguinot.
En octava*. Salmo de David.
En tu enojo, Señor,
no me reprimas;
ni en tu furor
me regañes.
2) Compadécete de mí,
Señor, que estoy sin fuerzas,
que se estremecen mis huesos;
Señor, sáname a mí.
3) Conturbada tengo el alma,
y tú, Señor, y tú…
¿hasta cuándo tú…?
4) ¡Vuelve, Señor, y sálvame!
por tu compasión ven y sálvame.
5) ¿Y quién te alabará, si,
Señor, en la muerte no hay
memoria de ti?
6) Y a fuerza de gemir
yo me he consumido,
y con llanto al dormir
mi lecho he humedecido.
7) Mis ojos se van apagando
poco a poco por tristeza,
y viejos se van quedando
por enemigos que malvezan.
8) Que los malvados se alejen de mí,
pues el Señor ha escuchado
los sollozos que le dirigí.
9) Ha oído mi ruego
y aceptado mi oración,
el divino Señor.
10) Caerán sobre mis enemigos
la confusión y el error;
que volverán agazapados,
poseídos del rubor.
*Literalmente, el texto dice “en octava”, aunque para mí y para los comentaristas y traductores que he consultado nos resulta completamente desconocido lo que con ello el poeta quiso decir.
Escenas del terruño. La paz ha perdido a tal grado su sacralidad que ahora hasta se amenaza con ella…
Coletilla (con dedicatoria). “Resulta complicado sacar el máximo provecho a cualquier lugar, y mucho depende de nosotros”. Robert Louis Stevenson