Del cielo nublado

Estas tempestades que azotan al país nos dejan entre sombras. Nublan el cielo, asedian por ambos flancos y apenas conjuradas prometen volver con rugidos salvajes, sin asegurarnos cuándo. Ignoramos las causas verdaderas, sólo vemos las más cercanas, las más obvias. En tinieblas, nos quedamos sin poder hablar de lo que pasa, sin poder decidir qué es mejor hacer, en el centro del tonante huracán con los ojos cerrados a los ventarrones y las bocas secas con la sal del mar.