Veo su amor en el lugar donde se encuentra,
y veo el dolor que ese amor trajo consigo,
veo sufriendo a quien siempre ha sido amigo
pero, oigo gritos que de esa visión me alejan.
Nadie expresa terror o condolencias,
sólo hay ruido de insultos y de fiesta,
es el ruido que ensordece mis oídos,
es el barullo que del amante me aleja.
Los espacios infinitos se han cerrado,
¡gloria y honor gritan algunos!
pero, no dejan de ver de lejos al sufriente,
y lo dejan sólo en el madero agonizando.
Ya no veo el puente que une al cielo con la tierra
ya no veo al madero sosteniendo a quien se entrega,
ya no veo y ya no oigo … el silencio se ha impuesto
como fiesta y el ruido me sumerge en la indolencia.
Maigo.