La alegría del arrepentimiento

Sólo el arrepentimiento cierra las heridas abiertas por el pecado, y sólo el perdón hace que las cicatrices dejadas por esas heridas adquieran un buen significado. Se dice que las lágrimas de Pedro dejaron surcos en su rostro, pero también se sabe que esos surcos han señalado la felicidad que hay tras haber sido setenta veces siete perdonado.
Sólo el arrepentimiento cierra las heridas abiertas por el pecado, y a diferencia del psicoanálisis que pretende borrar también las cicatrices provocadas por el mal causado, el arrepentimiento descubre para el pecador una fuente de nueva vida y mejores motivos de alegría, que los ostentados por quien se lava las manos y siempre se declara libre de toda culpa.

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