Unas callosas manos:
manos de carpintero,
en la cueva y el destierro
cuna del inocente fueron.
El padre ganó el cielo,
el hijo dio el perdón;
y entrambos van orando
dando glorias al creador.
La cuna cedió su puesto;
el hijo al cielo miró.
Aceptó la cruz hallada.
Y clavadas a un madero,
las manos de un carpintero
son las manos de salvador.