Restos humanos

Restos humanos

 

los quemaron vivos,
los quemamos…

 

A veces nuestra vida es como un retrato a lápiz. No podemos calcar la fugacidad del espejo; sus bordes, difuminados siempre. La reconocemos entre luces y sombras: grises carentes de escala mas abundantes en profundidades. Y al irla esbozando, va dejando minúsculos y discretos restos que a algunos exagerados les da por llamar historia. Es difícil reconocernos en ella, escrutar en su mirada, mirarnos en esos ojos propios tan ajenos, ojos rebosantes de rabioso espanto. Y al final, lo único que la asegura como nuestra es el carbón que nos queda marcando las manos.

 

Námaste Heptákis

 

Escenas del terruño. El pasado jueves 6 de noviembre, en su columna de Milenio, Ciro Gómez Leyva nos describió preciso: será difícil saciar nuestra afición al linchamiento. El artículo se intitula “Usted sigue en la lista, procurador Murillo Karam” y lo comparto a continuación.
Patético espectáculo este donde muchos toman vuelo para que la mierda que avientan viaje lejos y deshonre lo más.
Lo de temporada es linchar en caliente. Entre descomedimientos como pedir la renuncia del presidente Peña Nieto, o que López Obrador explique por qué se anda tomando fotos en los mítines, se ha perdido la capacidad de discernir.
Está el ejemplo de la señora Noemí Berumen, tirada a los perros, condenada ipso facto al escarnio. No he escuchado la pregunta de si el apoyo que dio al matrimonio Abarca-Pineda fue del cómplice en una asociación criminal, o un loable acto de fraternidad en la desgracia, sabedora de que los destinos probables serían el circo y la cárcel.
O el de Iztapalapa. Dado que los Abarca fueron capturados en esa zona donde el PRD tiene una gran reserva electoral, ¡resulta lógico que ahí se cobijaran los presuntos autores intelectuales de la tragedia de Iguala! ¡Qué se diría de haberse rentado la casa del otro lado de la calzada Zaragoza, en el intermitentemente priista Neza!
Sometidos los Abarca, la secuencia apunta para que la presión recaiga sobre la capacidad de la PGR para investigar y sacar conclusiones útiles y rápidas. Ya no hay estaciones intermedias. Más vale que el procurador Murillo Karam se apure.
La muchedumbre no está para menudencias, cortedades ni tecnicismos. Trae un hambre que no se va a satisfacer con platos de segunda mesa, tipo el gobernador de Guerrero o el matrimonio de los de Iguala.
Y trae prisa, procurador. Usted es el siguiente en la lista. Porque como nunca, los tiempos de la justicia son los de la política.

Coletilla. “En todos lados hay gente mala, pero incluso entre la gente mala la hay buena”. Fiodor Dostoievski