Padre José

Para Miguel.

Gracias por estos 12 años.

José se levantaba todos los días antes de que saliera el sol, agradecía a Dios por el nuevo día y trabajaba sin descanso hasta que la tarde anunciaba el momento de salir de su taller, entonces volvía a agradecer a Dios y tornaba hacia el hogar donde siempre se le esperaba.

El canasancio de José se veía en su rostro, en sus manos y en su espalda, pero esto no obstaba a la sonrisa, ni a las caricias o abrazos que a su hijo le brindaba. Cada vez que José  contemplaba al niño, comprendía que la belleza de su cansancio radicaba en dar descanso a quien tanto amaba, en servir amando a quien sólo puede dar una mirada y en dar consuelo y ternura a quien de él eso esperaba.

Así el pequeño, que aparentemente no daba nada, fue enseñando a José cómo alimenta la esperanza, en qué consiste amar y la fuerza de una fe, que pudiendo pasmar a quien espera mover montañas, se contenta con romper las cadenas que encierran al alma.

Maigo

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s