La vida trágica de Midas

«Aunque puede ser difícil de creer, la respuesta se encuentra en una vieja leyenda:
la leyenda del rey Midas y el sabio sátiro Sileno, fiel acompañante de Dionisos».

Nietzsche, El nacimiento de la tragedia

Después de días en el bosque, los hombres del rey por fin le trajeron noticias del camino hacia la casa del eremita, una criatura innaturalmente anciana que, según se decía, desde tiempos sin cuento vivía allí escondida. Por supuesto, el monarca fue a verlo apenas amaneció el siguiente día. Los recibió el muy viejo, con la sencillez del que ha perdido toda paciencia para las charadas de la etiqueta. El rey, preocupado tanto que había olvidado hasta el gusto por el alimento y por el tacto del viento, con la cabeza nublada por graves pensamientos, no demoró tampoco en fórmulas de cortesía para hacer la pregunta: «dime, eremita, ¿qué es lo mejor, lo más preferible de todo?». El ermitaño se rió de él y respondió entonces: «ay, pobre hombre, hijo de hombres y del sol. Lo que tú preguntas para mí es imposible decírtelo, pero lo contrario fácilmente te lo contestaré, aunque no necesitarías escucharlo de mí. Lo segundo peor para ti y los tuyos es ya inevitable, a saber, haber escuchado al Sileno. Pero lo peor de todo, si quieres saberlo, es una vez habiéndolo escuchado, haberle creído».