La historia del tejón escondido

La historia del tejón escondido

¿Un tejón? Pamplinas,
debe ser Milhouse.

 

No hay término en griego antiguo para nombrar al tejón. Aristóteles parece no mencionarlo en su Historia de los animales, sin embargo creo que la última mención que el Filósofo hace de la zorra (610a12) es más bien una referencia al tejón, que seguramente por la ausencia de término para nombrarlo se ha venido creyendo que habla de la zorra. El pasaje afirma que la zorra y la serpiente son amigos porque ambos viven en madrigueras subterráneas. En el otro pasaje donde Aristóteles habla de la habitación de la serpiente, la cita junto al lagarto (488a24). A la serpiente la describe como pérfida y vil; a la zorra como astuta y malvada (488b16 y 21, respectivamente). Según Aristóteles, el otro amigo de la zorra es el cuervo (609b32), quien se distingue por su continencia (488b6). Digamos que la escala “moral” de la serpiente, la zorra y el cuervo corresponde con el lugar que habitan y su modo de desplazarse.

De la serpiente, es el Génesis el que nos cuenta la historia más conocida. De la zorra y el cuervo, en cambio, está la conocida fábula de Esopo, pero quizá no hay ninguna historia semítica que los relacione a ambos. En hebreo, el nombre de la serpiente es del mismo grupo de palabras que nombra a la buena interpretación y a la adivinación. Al cuervo se le denomina oreb, que tiene la carga semántica de armar o tejer mezclando (como fabricar su nido), pero también de comerciar (o salir a cazar) o hacer algo al anochecer (que en la imaginación popular no sólo viene bien al cuervo por su color, sino por la ceguera producida por su ataque). Armar proviene del radical indoeuropeo *ard, que produce palabras del mundo bélico como arma, armario, armisticio (arma + statio: detener las armas), gendarme (gens + arma) y alarma. Además da el término latino para el hombro: armus, de donde viene armella; que traduce el griego armós, nombre de las junturas y articulaciones (y de donde proviene armonía). A la producción de junturas y arsenales los latinos la denominaron ars que nosotros decimos arte en español. De la misma *ard también provienen los términos griegos ártios, árthron y áristos. Ártios nombra a la producción ajustada y proporcionada de una juntura, y de él derivan términos como jarcia y artículo. Árthron, de donde provienen artritis y otros términos médicos, añade el movimiento a esa producción proporcionada y ajustada. Áristos nombra al que ajusta mejor o mejor proporciona. En la segunda forma de esta raíz indoeuropea (*or-dh-) se producen los latinos: ordo (de donde viene nuestro orden), ordior (de donde vienen urdimbre, exordio, primordial y orzoyo), orno (de donde vienen ornar y el tan mexicano sobornar), reor (de donde viene ratio que produce ración y después razón, y que al llegar al mundo semítico produjo raza), ritus (de donde viene ritual) y numero (que junto a la raíz indoeuropea para nombrar [nem] produce nuestro número. Así nem + or-dh-: nombrar un orden. El arithmós griego se forma del mismo modo). Cuervo, sin embargo, en la tradición grecolatina no se nombra por su capacidad para armar un nido tejido, sino que se nombra desde su sonido: corvus y korax son vocalización en o de la segunda forma de la raíz indoeuropea ker, de donde vienen quebrar, crujir y grieta.

La zorra, en cambio, sí toma su nombre semítico del ámbito sonoro, específicamente del pedir auxilio. En griego, el nombre de la zorra (alopex) parece un genérico derivado del nombre sánscrito para el chacal (lopasa) y otras formas cánidas. El término en inglés para zorra puede ser fox, que proviene, vía el nórdico antiguo thox, del antiguo germánico thahsu que significa “el animal que construye” y que proviene, mediante dehsa, del eslavo antiguo tesq, que comparte la raíz indoeuropea teks con el sánscrito taksati y el persa tas, nombrando ambos la acción de construir. La raíz teks produce el latino texo, que significa tejer y de donde provienen nuestras palabras tesitura y texto. Con sufijo femenino produce tela y con prefijo añadido al tela produce subtilis, que nombra a la tela o al tejido sutil, suave, fino y delicado. Con sufijo de actividad produce el griego tékton, que toma la forma abstracta techne, que también traducimos por arte. Tékton (que primero nombra al carpintero y después a todo constructor en general) es el origen de la palabra tejón, animal que se distingue por ser el constructor habilidoso de su morada subterránea. Por ello creo que ese pasaje aristotélico citado al inicio no nombra a la zorra, sino al tejón (Léalo el lector así y compruébelo). La amistad entre el cuervo y el tejón, además de los enemigos en común que reconoció Aristóteles, viene de su habilidad en la producción. La fábula de Esopo que los pone en la misma escena quizá sea la imagen de la diferencia entre ars y techne. La escena no se completa hasta que reconsideramos a la serpiente. La escala “moral” de la serpiente, el tejón y el cuervo también nos ayuda a pensar la moralidad de la producción humana; al menos en la tradición semítica la perdición ocasionada por la serpiente es mucho mayor que el “todavía no” anunciado por el cuervo en el diluvio. No hay, en la Biblia, referencia alguna al tejón. No conozco representación poética que ponga a los tres animales en la misma historia; quizás esa fábula sería necesaria.

 

Námaste Heptákis

 

Escenas del terruño. 1. El plan más sencillo es un enroque: José Narro a Educación y Fernando Serrano Migallón a Rectoría. Problema: a Serrano se le puede aparecer el fantasma de la AGP y hasta el del 99. Otros dicen que todavía es posible que Rosario Robles llegue a CU, con lo que el gobierno federal tendrá una pieza que sabe jugar en la política universitaria y que mantendría las tensiones con los grupos de izquierda. Pero Narro no la quiere como sucesora y por eso galardonó a un exrector. Otros más dicen que conviene el diálogo con la izquierda desde la torre de Rectoría, y por ello –un grupo de perredistas y buena parte del STUNAM- tienen como candidata a Rosaura Ruiz; el problema es que tras la elección la izquierda está disminuida y el gobierno federal puede prescindir de ese diálogo. Por ello, tampoco, tiene posibilidades el candidato de Morena: Fernando Pérez Correa. En mi opinión, hasta ahora sólo dos candidatos tienen posibilidades: Sergio Alcocer y Eduardo Bárzana. Si no hay otro candidato, se decidiría entre ellos de acuerdo al lugar que obtenga José Narro en el gobierno federal. En Educación, Narro deberá preparar la siguiente parte de la reforma educativa, lo que pide un rector que tenga todo bajo control en su institución, la brújula apunta a Bárzana. En Salud, en cambio, Narro no sólo estaría al frente de la más importante de las reformas –que será muy lucidora-, sino que prepararía las bases para una candidatura “ciudadana” que será contrapeso de la que se perfilaría desde la UNAM, claro, sólo si la elección del 2018 pide “ciudadanos” y no “políticos”. ¿Juan Ramón y José Antonio candidatos? Es la vía más sutil para una posible alianza de amarillos y azules bajo la bendición de los tricolores.
2. Hoy se cumple un año de la detención de José Manuel Mireles, ayer se cumplieron nueve meses de los hechos de Iguala y el próximo día 30 se cumple un año de las muertes de Tlatlaya; ninguno de los tres casos ha ofrecido las razones públicas que permitan la reconciliación.
3. ¿Qué pasó en la renuncia de Luis Linares Zapata a la gerencia La Jornada? ¿Dónde están los llamados a tomar las calles de parte de los revolucionarios del pajarito? ¿Por qué no se escuchan las voces siempre morales del círculo rojo? ¿Por qué Proceso no le dedica la portada? Ah, claro, la indignación es selectiva.

Coletilla. “Leer una novela es como rascarse la cabeza con el dedo cordial ante la estupefacción de las ideologías intentando comprender la condición humana” se lo escuché a Álvaro Enrigue el pasado 25 de junio en el marco del homenaje que el Colegio Nacional rinde a José Emilio Pacheco.