La gran derrota nacional

A veces nos sentimos hundidos en la decadencia, creemos estar en medio del resquebrajamiento del país. Cada día acontecido parece el minuto que corre en la bomba de tiempo. Nos enteramos de los diferentes sucesos nacionales y continúa desprendiéndose el hedor de nuestro hogar. Este clima no es nuevo, desde hace muchos años venimos sintiéndolo así. Empero considero que esta semana pudo acentuarse.

Por un lado, en modo más cercano, me enteré que un conocido mío fue asesinado por haberse complicado un robo. Entre forcejeos en la oscuridad, uno de los asaltantes se desesperó y soltó un par de balazos en la cabeza del muchacho. Todos sus amigos y familiares estaban sumamente tristes y dolidos, todavía más por tratarse de un joven y la frialdad en su homicidio. Me imagino que varios enterados asumieron que se trataba de un suceso normal de la cruel realidad, incluso el lector de la Prensa la vio como una muerte más presentada por el diario. Resignados, con un suspiro, se brindaron un poco de bálsamo para sus raspaduras.

Con esta misma resignación algunos recibieron la noticia de que El Chapo Guzmán se había escapado del penal de Almoloya. Para ellos la fuga confirmaba la corrupción y lo deficiente de nuestro sistema penitenciario. Que el Chapo era el gallo del gallinero, es cierto. Que el director de la prisión y subordinados lo sabían, también. Que la captura no lo detuvo en sus negocios y éstos eran vigilados desde la celda, fácilmente podemos aceptarlo. No hay nada de qué sorprenderse, así hemos estado y así vivimos. Quizá de ahí se desprenden los cómicos que inundaron las redes con sus chistes (unos muy malos por cierto), otro remedio como la miel: si no las cura, por lo menos nos distrae de nuestras raspaduras.

Otros optaron por una especia de denuncia y recolectaron la fuga para el almanaque de las derrotas de Enrique Peña Nieto y del mismo México. Parecen acumular errores para cobrarle factura al final del sexenio. Estos mismos proclaman que el país no sólo ha sido abatido, sino derrotado. Su discurso solamente alcanza el señalamiento morboso y amarillista del error, incluso festejan que el rival haya caído de manera drástica. Afinando la vista, descubrimos que esta es otra clase de resignación: cruzo los brazos riéndome de que el buque va directo al naufragio.

En alguna medida ellos tienen razón, la legalidad y el gobierno se encuentran rebasados por el caos y la violencia. Con sólo escuchar una anécdota de alguien cercano o abrir el periódico podemos darnos cuenta. La historia nacional de los últimos años no ha sido otra que fracaso tras fracaso, algunos más impredecibles que otros. Para evidenciarlo basta atender a la primera aparición del secretario Osorio Chong frente a las cámaras después de darse a conocer la irrupción en el penal: interrumpido en sus ensoñaciones francesas, un hombre nervioso y perplejo trata de contener los reclamos de los afectados y preocupados por la situación nacional. El hombre nunca creyó que las cosas pudieran salirse de control, todo parecía calculado, pero sí pudieron ponerse peor.

No obstante, a veces nos anticipamos nosotros mismos la derrota. Decidimos arrojarnos voluntariamente y yacer en el fondo de la tierra. Aunque no tengamos respuesta clara, siempre será preferible indagar y pensar en nuestra situación nacional, y eso porque sí existe la mejoría. No por los nubarrones densos en el cielo, atemorizados por sus estruendos, negamos la existencia del Sol. Por muy terrible que se vea el escenario, resignarnos nos conduce al detrimento propio. No hay peor derrota que la que asumimos voluntariamente, ésa resulta la más dolorosa y trágica de todas.

Bocadillo de la plaza pública. Aprovechando la noticia del mes, alimentando sus oponentes mentales, algunos aficionados a la intriga esparcieron la versión de que la fuga del Chapo era un distractor de la posible privatización de los institutos del Seguro Social. Querido lector no subestime tanto esta opinión: no sólo era sostenida como mero chisme, incluso parecía advertencia de los cultos hacia el vulgo. Tratando de calmar la algarabía, en un mensaje de Twitter, el IMSS desmintió la información. La situación es tan delicada que merece mucho más de 206 caracteres. Y aún más por lo siguiente: extrañamente, desde hace semanas, han estallado un sinfín de noticias espeluznantes sobre el servicio del IMSS y del ISSTE. Más que apariciones, han sido destapes (quizá otros aficionados contribuyeron a ello). Uno se encuentra simplemente con ellas al voltear la vista a las instituciones. Ante esta imagen de un instituto decaído, es conveniente que los responsables no contribuyan a la opacidad del asunto.

II. Una vez más el exgobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat, enfrenta procesos judiciales por defraudación por varios millones de pesos. Pese a que creyese que la había librado por haber pagado una fianza, los procesos continúan (lo único que pudo lograr es evitar su cautiverio a manos del Poder Judicial). Y sí, esto se salió de control, como afirmó su hijo (mismo en el que también recaen acusaciones de enriquecimiento ilícito): una historia más de corrupción llena, incluso, de mal gusto.

Mondadientes. Levantado de su cama, el Chapo de Sinaloa anda libre en el jaripeo, parece que ha sido abandonado por su antiguo dueño. Descanse en paz un ídolo del pueblo.

Señor Carmesí