Refutación de la entropía
en Yom Kipur
“Seremos felices”, exclama el personaje beckettiano. ¿Cómo iba yo a saber que aquéllos éramos nosotros?, pregunto ahora. De palabra eras el optimista: te daba ilusión la armonía preestablecida como a los niños ilusiona ser Peter Pan. De palabra yo era el pesimista: el pathos y la tragedia; un alma borracha de Grecia. Mis actos me contrariaban: leamos, hagamos un blog, seamos el nuevo Ateneo… Mientras tus “si quieres”, “pues sí” y “está bien” te delataban. El optimista que no actúa; el pesimista que no dejaba de hacer.
Hubo un quiebre. ¿Lo recuerdas? Fue en junio de 2010. Leíamos juntos a Platón -¡a quién más!-; Las leyes, para ser más precisos. Precisaste de mi acción, mas la tristeza me ató inactivo… en ese entonces, en ese entonces justamente –como dirías tú-. Comenzaste a actuar, a denunciar al postrado. Todo se conmovió sin añorar equilibrio; vértigo de una amistad licuefacta: juntos refutamos la entropía separados. Sin norte, yo era un niño perdido queriendo huir de Nunca Jamás; a ti te faltaba Grecia. Vinieron tiempos peores en que lo mejor era la desavenencia. Parimos la logomaquia. Nos convertimos mutuamente en un soplo en el corazón del otro. Esperábamos.
Ahora no sé, francamente, nada de ti; aunque bien sabes que lo sé todo. Sí sé que en situación semejante te encuentras hacia mí (disculpa mi optimismo, pero sabes que yo sé más y que por eso la situación no puede ser la misma). Sé que desde mi Grecia bizantina no alcanzo a ver tu barco. Sé que a mí me acechan los bárbaros y que tú puedes vencer al cocodrilo. Sé también que cuando me aplaste la marea roja tú podrías quitarte el traje de pirata y decir las más bellas palabras de lo que pudo haber sido. Y si, finalmente, ahorita te preguntara: “¿Y si nos ahorcamos?”, ya sé lo que contestarías. QED
Námaste Heptákis
Que quepa duda. Según el INACIPE, los estudios de criminalística y criminología en México han aumentado considerablemente pasando de cientos a miles de estudiantes en la última década. Entre las causas que el organismo identifica se encuentran el evidente aumento en la violencia, así como la alta popularidad de las series policiacas de televisión. Cabe la duda: ¿no es preocupante que el aumento en dicho estudio no se refleje en el aumento de casos resueltos?
Escenas del terruño. 1. ¿Por qué los progres validan la “andanada” contra Joaquín López-Dóriga? Sé que su defensa es políticamente incorrecta; su difamación, en cambio, es políticamente viciosa. Su mejor defensa la hizo su mayor aportación a la vida nacional: Florestán, quien el 30 de septiembre afirmó: “Más que justicia, quieren tener razón”. Al buen entendedor…
2. La semana pasada se cumplió un año de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, sobre el tema recomiendo dos importantes artículos. Primero, un reportaje presentado ayer por Animal Político. En segundo lugar, el pasado jueves en El Universal, Héctor de Mauleón señaló una pista descuidada en la investigación del caso.
3. Dos de octubre, como cada año. Y profanando los altares públicos, el proscrito Luis González de Alba, que sobrevivió al dos de octubre, que estuvo en Lecumberri, que vivió en el exilio, que había testimoniado y trabajado por la izquierda hasta que la santería jornalera –movidos por los linchadores Monsi y Poni- lo censuraron, habló ayer en Milenio.
4. A unas horas del inicio del Sínodo Ordinario para la Familia, el escándalo enturbia la reflexión. Krzystof Charamsa, sacerdote polaco, ha sido destituido de sus funciones en la Congregación para la Doctrina de la Fe tras hacer pública su vida gay y la relación sentimental que sostiene en actualización de la misma. Más allá del escándalo, sin embargo, en las declaraciones del caso hay dos expresiones dignas de ser pensadas. Charamsa pide reconocer la “homofobia interior”, mientras que Federico Lombardi, vocero del Estado Vaticano, declaró irresponsables las declaraciones porque “someten la asamblea sinodal a una presión mediática injustificada”.
Coletilla. “Es en la sociedad que los hombres pelean con sus amigos; es en la soledad que los derrotan”. G. K. Chesterton
Mirando en la Tele (sí la tele corruptora del Estado y los intereses de la mafia del poder) vi en Clío unas bonitas semblanzas de la vida de Efraín Huerta, en el cual señalaban sus pleitos con Paz y también sus reconciliaciones, hubo una frase que me gustó mucho, Huerta decía, con respecto a Paz, que lo que la política separó, la poesía lo unió… Qué bello es ser poeta.
Por eso me gusta mucho esta parte de este poema que seguro ya conoces.
Éramos como estrellas iracundas:
llenos de libros, manifiestos, amores desolados,
desoladamente tristes a la orilla del mundo,
víctimas victoriosas de un
severo y dulce látigo de aura crepuscular.
Me gustaMe gusta
Has dado justo en el punto: la política separa. Obviamente tú eres uno de los que con más claridad comprenderán esta entrada.
Un memorioso -y siempre polémico- Paz podría añadir frente al poema de Huerta los siguientes versos:
todos
hemos sido,
en el Gran Teatro del Inmundo;
jueces, verdugos, víctimas,
testigos,
todos
hemos levantado falso testimonio
contra los otros
y contra nosotros mismos.
Y los más vil: fuimos
el público que
aplaude o bosteza en su butaca.
Un saludo y un abrazo
Me gustaMe gusta