Estando aún hablando, llegaron de casa del jefe de la sinagoga a decirle a éste: Murió tu hija: ¿para qué cansar ya al Maestro?
Mc 5, 35.
Se dice que ante la enfermedad lo peor que podemos hacer es perder la esperanza, es una lástima que la esperanza a la que se refieren quienes señalan tal cosa se concentre en el progreso y en el poder humano. Es más lastimoso todavía que no se detengan a pensar ni por un momento en Jairo buscando con fe la salud de su hija, ni en la mujer que con sólo tocar la orla del manto de Jesús podría sanar. Ambos obtuvieron lo que en cierto modo ya tenían, pues la salud del alma se ve con claridad en la capacidad de reconocer lo que sólo mediante la fe se puede ver, Jairo y la mujer sanada por sus hemorragias con todo y su preocupación fueron capaces de ver lo que no todos ven: que la fuente de todo bien está en Dios y que siempre vale la pena perder el miedo para pedir y agradecer lo que sin deber hace por sus creaturas.
Maigo