Felicidad y salud en la mesa

Aunque muchos lo nieguen, incluso lo toman como placer culposo, disfrutamos saborear nuestra comida. Parecen estar en lo cierto aquéllos que dicen que dependemos de la buena alimentación, afirman que ésta contribuye en mejorar la calidad de vida. ¡Y cómo no van a tener razón! Sirve observar la satisfacción al reconocer con nuestros dedos la suavidad hogareña de un pan de dulce o la leve acuosidad salada cuando probamos un corte de carne (¿será el jugo de ella o nuestra saliva ansiosa engañándonos?). O también mirar nuestra sonrisa al quedar seducidos por el olor de un alambre asándose sobre la plancha caliente o cuando hemos escuchado el crujir quebrante en un bocado de helado frito de vainilla.

Hasta este punto varios ya han sufrido un infarto o se avergüenzan por haber cometido un pecado en el culto fitness. Tanta grasa y colesterol se ha derramado que el corazón ha sido ofendido y ha renunciado permanentemente, De ahí que sea crucial llevar una dieta balanceada, despedirse y abandonar los alimentos malignos y chatarras que terminan perjudicando al hombre. En vez de ellos, nuestros asesor en salud incorpora aditivos naturales o industriales para equilibrarnos. Aparecen disponibles para comer el queso cottage, suplementos alimenticios y una variedad de frutas y verduras. La dieta planeada, el conteo calórico adecuado para el hombre, ayuda a organizar los alimentos necesarios para que el individuo se encuentre sano. Tampoco se trata de ninguna imposición o restricción, no se tiene que dejar de comer mientras se mantenga el balance alimenticio.

Para los apologistas de la buena nutrición, la salud no es sufrimiento, sólo se trata de encontrarse bien con el cuerpo. Es una pequeña modificación en el estilo de vida. Sin embargo esta modificación no es tan pequeña. Elaborar un régimen alimenticio con base en la salud nutritiva, trae un cambio severo en el hábito para comer. Nuestra modo de relacionarnos con la comida es distinto. Ahora por mucho que las burbujitas gaseosas inviten imaginarlas en nuestra gargante, siempre tenemos presente que el ácido es lo suficientemente corrosivo para deshacer inodoros. O que los dulces pasteles son una carga tremenda de carbohidratos, un detonante posible para una pequeña barriga o una diabetes siniestras. Notamos entonces que consideramos principalmente nuestros alimentos por su composición, si llegan a ser agradables o bonitos resulta posterior (bajo este criterio algo espantosamente insípido como el pasto de trigo o el tofu tiene sentido). Con ello tampoco debe sorprendernos que la química o biología nos auxilien y enseñen cómo es debido comer.

Como bien queda señalado, este cambio severo se enraíza en la salud nutritiva. Debido a que lo importante es el desenvolvimiento del organismo, la salud significa el buen funcionamiento del cuerpo. Cumplir los requisitos para que los sistemas, aparatos u órganos no tengan ningún fallo. Y si bien no es completamente desechable tal visión de lo que somos, el alcohólico puede pasarla mal y efectivamente tener un desenlace fatal, ¿la salud real no es un estado que va más allá del contenido calórico o químico? ¿Vivir bien no significa sólo un slogan o hacer ejercicio limitándose en la comida? Basándonos en esta alimentación, los especialistas y gurús fitness nos prometen que viviremos muchos años… ¿pero quién desearía vivirlos?*

*A pesar de que se considere muy viejo para los tiempos actuales, resulta brillante la sabiduría anciana de un caricaturista.

Bocadillo de la plaza pública. A pesar de haberse detenido miembros importantes de varios cárteles en colonias insospechadas como la Condesa o denuncias de extorsión y cobro de suelos provenientes de zonas como el Centro histórico o incluso aparente ajuste de cuentas ocurridos como en el suceso del Bar Heaven, las autoridades capitalinas negaban empecinadamente que el crimen organizado operara en el centro del país. Tal afirmación se sostenía en los años cobrizos donde se creía que la paz sólo habitaba en el Distrito Federal, el salvajismo parecía problema de los estados del norte o interior de la República. En días recientes ocurrieron hechos que negaron nuevamente tal creencia: con un colgado en un puente y varios asesinatos con dedicatoria se reúne suficiente evidencia para aceptar el problema del narcotráfico en la capital. Y si habría que ser ingenuo creer lo contrario, todavía existían algunos que daban vuelta al problema… ¿ingenuidad, miedo o cinismo?

Mondadientes. Trascendió esta semana que YouTube abrirá un nuevo servicio llamado YouTube Red. Por medio del pago mensual de diez dólares, uno podrá tener beneficios especiales como descargar vídeos a dispositivos electrónicos, evitar la publicidad de los anunciantes y tener acceso exclusivo a cierto contenido producido con la élite de YouTube. De entrada esto me resultó curioso por ser una muestra de una tendencia actual en la industria del entretenimiento. Servicios musicales como Spotify o televisivos como Netflix o incluso los videojuegos dividen a sus consumidores en dos grupos: los que pagan y los que pagan todavía más, los que se sientan en el área general y los que se sientan en el área VIP. Ya no basta pagar una sola vez para disfrutar el producto entero, ahora la mínima parte o la experiencia plena cuesta una módica pero significativa cantidad. La más cínica de todas, los videojuegos, requiere dinero para desbloquear componentes escondidos (anteriormente era para los jugadores más avezados), Netflix exige un poco más por la definición más alta posible y ahora YouTube pide para financiar un contenido aparentemente mejor y más sofisticado. En contenidos virtuales, ¿cómo calcular y justificar el precio?

Otra cosa curiosa es el crecimiento desmedido de la plataforma. Con más de diez años de existir, pocos hubieran imaginado el tamaño actual de YouTube. Hoy los anunciantes, estrellas del espectáculo e incluso políticos voltean a ver a la plataforma de vídeos para acercarse a las generaciones más jóvenes. Asimismo gracias al servicio de Google hemos visto a desconocidos que tal vez nunca hubieran destacado en otro medio. El lema original de la plataforma era Broadcast yourself (Transmite tú mismo). Ya no se necesitaba grandes foros de grabación para que cualquiera en el mundo pudiera verte, bastaba subir el vídeo a un medio sencillo y estable de Internet. Eso reluce en el primer vídeo: mi canal propio . Por lo mismo varios jactanciosos, estafadores o verdaderamente talentosos empezaron a brillar. Esta innovación en el servicio, la apertura de una sección exclusiva, ¿no agravará estas distinciones y nos dificultará encontrar a uno y otro? ¿No descuidará a los más interesantes pero no tan famosos y encumbrará a los estafadores?

Señor Carmesí