Nacimiento
Bajo la grácil lumbre de una estrella
sin muerte, descansan bestias pacientes
rumiando el heno con seguros dientes,
esperando la carne de otra estrella.
Al fin, sin haber pecado nunca Ella,
muestra un sol fruto de saeta hiriente.
Es el Niño Verbo, la cruz de oriente
que anuncia al corazón: “No más querella”.
El silencio nocturno paz rutila
con el canto justo de otro día
que surge del fuego bueno y sereno,
el mundo atiende presto como ancila
olvidando la muerte que temía,
gracias sólo a Jesús el Nazareno.
Tacitus