Tragedia del progreso
Olvidamos el sentido del relato bíblico de la Creación cuando lo leemos a partir de la clave del progreso. Creemos reconocer en el relato del principio la descripción de los orígenes, y por orígenes mentamos los elementos iniciales del complejo compuesto que la totalidad ha venido a ser. Puestos a ello, estamos habituados a comparar la “explicación creacionista” con la “explicación evolucionista”, y así no entendemos nada. Mientras que la explicación evolucionista intenta formular hipótesis sobre los modos de existencia posible en un tiempo determinado, el relato de la Creación es la exposición del orden perfecto del mundo como primera aparición de Dios en la historia de la Salvación. Las existencias posibles son, naturalmente, incontrastables, y por tanto necesarias hipótesis; pero el relato de la Creación es reconocible en el orden del cosmos: por el Génesis sabemos que hay cosmos.
Evidentemente, lo anterior es inaceptable para los puristas: los amigos de los griegos me dirán que cosmos es un concepto de la inteligencia helena para cuya formulación no se necesitó de la revelación; los amigos de los judíos afirmarán –con razón- que palabras como cosmos y naturaleza no son originarias del texto de la Ley, sino aproximaciones posteriores. Y mis objetores, si son inteligentes, sin duda estarán en lo correcto, y no por ello habrán logrado hacer a un lado mi punto. Repito: el relato de la Creación es la exposición del orden perfecto del mundo como primera aparición de Dios en la historia de la Salvación. O lo que es lo mismo: por el Génesis sabemos que hay cosmos para la Salvación. El cosmos griego, incluso en su más perfecta intelección en Aristóteles, no tiene como finalidad la Salvación, y por ello no es histórico. (El gran descubridor de este punto es Alfarabi, por quien podemos volver históricamente a Aristóteles). La revelación judía no ha llegado a su fin, se mantiene en la historia del pueblo judío; y el cosmos sólo podría integrársele como su duda máxima. (El gran descubridor de este punto es Maimónides, por quien podemos volver filosóficamente a la revelación). Considerar el relato de la Creación como la exposición del orden perfecto del mundo en tanto primera aparición de Dios en la historia de la Salvación es leerlo desde la visión histórica completa que involucra a la Salvación como acontecida (en la Resurrección) y a la historia como culminada. Al Génesis sólo puede leérsele desde el fin de los tiempos. El Génesis es el libro contra el progreso porque es el libro que inevitablemente apunta al fin.
Me parece que la dificultad mayor para que nuestros tiempos recuperen el camino a la lectura del relato de la Creación está en que se ha perdido la inminencia del fin: somos ajenos a la catástrofe. Y en la medida en que la catástrofe nos sea imposible, el progreso es más que una posibilidad: el progreso es una necesidad. Y eso es una tragedia.
Námaste Heptákis
Los desaparecidos. Ya se han cumplido 16 meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. En torno al caso resalta la crónica más completa de la conformación de Guerreros Unidos, en la pluma de Héctor de Mauleón para Nexos de febrero. Así como el reportaje que hoy presenta El Universal, donde se vuelve a afirmar la versión del incendio en el basurero de Cocula, versión que el GIEI sigue negando. Hay que añadir que es mentira lo declarado por el obispo de Chilpancingo-Chilapa en torno a que el Papa Francisco no quiso visitar su diócesis por temor a algún problema social; simplemente es que monseñor Rangel ha olvidado que las puertas de su diócesis no han estado abiertas a los padres de los desaparecidos, y por eso ha sido el Centro Pro quien ha intentado gestionar la reunión del Papa con los padres de los desaparecidos. Qué pena ver a un obispo llamando la atención para al menos salir en la foto.
Por otra parte, hoy se cumplen 27 días de la desaparición forzada de cinco jóvenes en Tierra Blanca, Veracruz. El caso se disuelve en promesas, los funcionarios prometen, dicen y se desdicen, pero los jóvenes no aparecen. Ciro Gómez Leyva ha dado seguimiento al caso. Además es interesante la información recuperada por el equipo de Denise Maerker.
Y en un tercer punto, el comité Los Otros Desaparecidos de Iguala reportó el hallazgo de un campamento de secuestro en Escuchapa, Huitzuco. El descubrimiento, por desgracia, no pudo quedar asegurado porque, contrario a las disposiciones de Segob y las recomendaciones de la ONU, no se presentó el ministerio público. Los desaparecidos no deben ser olvidados.
Escenas del terruño. 1. Importante advertencia de Julio Hernández, en La Jornada del pasado martes, sobre las deficiencias en la credencialización en el extranjero. 2. Aristegui Noticias y Proceso lo vuelven a hacer: dan una nota extraordinaria en el mejor momento. Mañana se publicará completa en el número 2049 del semanario. Ya la leí y, más allá del indudable impacto mediático, me queda en duda si es información pública o más bien un intento por enfrentar creyentes. Al menos nuestra sociedad de los escándalos ya tiene con qué entretenerse unas tres semanas.
Coletilla. «Los antiguos eran mucho más virtuosos porque tenían pocas modas». Friedrich Nietzsche