Amistad y catástrofe
Sin independencia ni coraje
no hay verdadera amistad.
René Girard
Probablemente puede compararse el fracaso de la política con el fracaso en las amistades; claro, de no ser porque el segundo de los fracasos es consecuencia del primero y porque la comprensión clara de uno no necesariamente nos ayuda a comprender el otro. Sí son comparables, empero, las resistencias a reconocer el fracaso y las esperanzas de que –al final- el fracaso no sea tal. De algún modo parece que nos preocupa más resistirnos al fracaso que resistir al fracaso, postergar el fin que esperar el fin, y –si acaso esperamos- esperarlo preparados a prepararnos a esperarlo. Probablemente no hay ya oportunidad del fracaso; el mayor fracaso.
El fracaso de la política tiene como consecuencia la necesidad de la violencia: violencia necesaria para los persecutores del orden, violencia necesaria para los detractores del orden, violencia necesaria como nuevo orden. El fracaso en la amistad tiene como consecuencia la necesidad de la paz: paz necesaria en el páramo íntimo de la amistad, paz necesaria en el futuro prometido de la amistad, paz necesaria como la nueva amistad. El fracaso en la amistad y de la política es su emplazamiento a imposibilidad necesaria. El fracaso en la amistad es la imposibilidad de disentir genuinamente, la continua postergación de las diferencias, la indeterminación recurrente de lo que hace aceptables nuestras vidas. El fracaso de la amistad torna imposible el consentimiento de la existencia.
Creo, sin embargo, que hay un único fracaso de la amistad en que el consentimiento de la existencia sigue siendo posible: la catástrofe. La imagen insuperable de la amistad que fracasa en catástrofe se encuentra en el Evangelio: Juan ante la Cruz. Los amigos se reconocen en el fracaso en la cima del Calvario. El fracaso político se encuentra en el éxito del imperio romano. El fracaso en la amistad se muestra en la ausencia del desconsuelo del amigo: Juan acepta no sólo que así debe ser, sino que así es porque así lo ha dicho el Amigo. No hay ahí aceptación del destino, resignación existencial o alguna de las expresiones del nihilismo; hay Revelación. Juan no existe en la libre aceptación del ser, ni se ordena desde la asunción autónoma del deber ser; Juan consiente la existencia en la Palabra. En el Gólgota Juan atestiguó que la Palabra se hizo carne. Juan consiente la existencia cuando todo lo demás es inconcebible, porque Jesús lo ha dicho. El consentimiento de la existencia que se perfila en la ausencia del desconsuelo se funda en la Palabra y se orienta a la esperanza. Juan espera más allá del proyecto porque Él lo dijo. No es la esperanza de Juan un cálculo racional de las posibilidades de éxito, no es anhelo de bienestar frente a la adversidad, mucho menos un afán supersticioso con alguna providencia; Juan atestigua la esperanza en el consentimiento de la existencia que es la muerte de Jesús. Juan lo sabe: la existencia desesperanzada es desencarnada. Por ello, ante la catástrofe y bajo la fe, Juan confirma la existencia en la caridad: mujer, aquí tienes a tu hijo; hijo, aquí tienes a tu madre. La caridad es el consentimiento de la existencia ante la catástrofe, y lo entiende el que sabe que la salvación nunca fue necesaria. No podemos salvar nuestras amistades.
Námaste Heptákis
Los desaparecidos. Hoy se cumplen 18 meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. En la semana, el subsecretario de derechos humanos de la Segob, Roberto Campa, comentó que se realizará una evaluación psicológica a los familiares de los normalistas para establecer la reparación del daño. Ayer, Felipe de la Cruz declaró en radio que no van a aceptar el ofrecimiento de la reparación del daño, pues lo que quieren es saber qué pasó con los desaparecidos. Quizás estamos ante un problema señalado aquí desde el inicio del conflicto: ¿es posible la justicia donde no hay política? Es momento que el perdón sea innegable.
Por otra parte, ya se cumplieron dos meses de la desaparición forzada de los jóvenes en Tierra Blanca, Veracruz. Sobre el caso no se presentaron avances en la investigación durante la semana.
Los desaparecidos no deben ser olvidados.
Escenas del terruño. 1. La lucidez no toma vacaciones, aquí la imprescindible opinión de Jesús Silva-Herzog Márquez en torno a la posición de Miguel Ángel Macera frente a la contingencia ecológica. 2. Alejandro Hope advierte sobre los inconvenientes de la propuesta de hacer de Guerrero un productor legal de opio. 3. Relevante la investigación presentada durante la semana en El Universal, acerca de los feminicidios en Jalisco. Aquí la primera parte y aquí la segunda. 4. El próximo lunes 28 se cumplen 5 años del asesinato de Juan Francisco Sicilia. El poeta conmovió al país y los paisanos desconfiaron del poeta. Y el infierno se nos hace cada día más grande.
Coletilla. Recordemos a Salvador Elizondo en su décimo aniversario luctuoso. Comparto el poema «Sensación».
Queda el recuerdo;
se pierde el acto;
queda tu beso,
mas no tus labios;
somos la muerte,
somos la nada,
somos un eco
de algo…
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