Amistad y fin de los tiempos
El fracaso de la política debería advertirnos sobre el peligro del exterminio de las amistades. La confianza en el progreso nos oculta el peligro de la amistad; así como el sentimentalismo trágico nos distrae de la inminencia del fin. La política ha fracasado, y en el progreso y la tragedia hemos encontrado los paliativos del fracaso. La política ha fracasado, y el progreso y la tragedia nos hacen creer que las amistades pueden no ser políticas. Nadie quiere ser el agorero que anuncie el fin de las amistades. Ya es suficiente con que se diga que la política fracasó. Quizá pocos puedan soportar tanto fracaso.
El fracaso torna soportable cuando se le interpreta como necesidad. De la justicia en el fragmento de Anaximandro a la terrible verdad de Zaratustra se fragua la necesidad bajo la cual el fracaso torna soportable. Dicha necesidad se erige desde la crítica al racionalismo que considera al fracaso como un reto técnico. El eterno retorno de lo mismo es la superación metafísica del destino de la técnica. Para que la técnica deje de ser proyecto, Gelassenheit. La respuesta “filosófica” al fracaso piensa la necesidad (ananké) como entrega a la Providencia, habiendo muerto Dios. ¿Cuál es la Providencia posible tras la muerte de Dios? La Providencia estoica streamlined: la razón infatuada, la naturaleza negada y la ética atada. Apatheia como amor a la vida; amor fati como probidad intelectual: la presencia del mal oculta tras la máscara del poder. La Providencia vaciada de sentido torna imposible la explicación del mal. Nietzsche postuló el eterno retorno para encubrir la refutación cristiana de la Providencia estoica. Zaratustra es inmune al mal porque se asume hijo de la fatalidad. Zaratustra es incapaz de pecar y, como en Anaximandro, su culpa está exenta de arrepentimiento. Bajo el reino de la necesidad el fracaso nunca es catastrófico.
Tras el olvido escatológico propiciado por Nietzsche ya no podemos creer en la catástrofe. El único camino para volver a la catástrofe es desmitologizar el eterno retorno, esto es: reconocer en el Apocalipsis la presencia del mal. El reconocimiento es imposible en tanto el Apocalipsis no sea revelado. La Revelación es imposible en tanto sea mitológica. La escatología sólo será posible cuando enfrentemos la idolatría. La idolatría es la respuesta incompleta a la pregunta por el mal. Y el mal quedó expuesto en la Cruz. En el Calvario se evidenció la catástrofe.
La más peligrosa de las idolatrías de la amistad es la metafísica, aquella por la cual creemos que la amistad, por estar fundada en la naturaleza humana, está libre del peligro de exterminio. La idolatría metafísica de la amistad es éticamente indiferente y políticamente inviable, pues no puede aceptar el mal en la amistad. La amistad progresista ve al mal como proyecto superable; la amistad trágica ve al mal como decadencia; pero la idolatría metafísica de la amistad oculta al mal. El ocultamiento del mal hace imposible responder a la pregunta “¿por qué es bueno ser amigos?”, pues sin la presencia del mal será siempre incompleto el consentimiento de la existencia. Si todo lo que está fundado en la naturaleza humana estuviese libre del peligro de exterminio, la virtud siempre sería vana. La virtud deja la vanidad de cara al fracaso. La amistad sólo puede ser pleno consentimiento de la existencia cuando el fracaso de la amistad es posible. Necesitamos que la amistad no sea necesaria.
Námaste Heptákis
Los desaparecidos. Ya se han cumplido 17 meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. Sobre el caso hay que señalar dos cosas. 1. Los expertos de GIEI han reiterado la necesidad de localizar el ya localizado quinto autobús para posteriormente hacer los peritajes correspondientes en que se demuestre que la línea de investigación que explicaría el ataque a los normalistas de Ayotzinapa implica el tráfico de drogas. La reportera Miriam Moreno presentó los peritajes que ya se hicieron al autobús y resalta que no hay indicios del famoso compartimiento secreto que, presume el GIEI, serviría para trasladar la droga. Los expertos internacionales siguen buscando el autobús; si algún día lo encuentran seguro dirán que el compartimiento secreto no se localiza en los peritajes por ser secreto. Ajá. 2. Si para el 14 de abril no hay avances significativos en la investigación, la protesta por la desaparición forzada de los normalistas de Ayotzinapa pasará a una nueva etapa, declaró ayer en entrevista con el periodista Manuel Feregrino el abogado de los padres, Vidulfo Rosales.
Por otra parte, ya se cumplieron dos meses de la desaparición forzada de los jóvenes en Tierra Blanca, Veracruz. Sobre el caso hay que destacar tres cosas. 1. El pasado jueves 17, los padres de los desaparecidos leyeron, en el noticiario de Ciro Gómez Leyva, un posicionamiento público sobre el caso. La información es nuevamente triste e indignante. Se confirma la muerte de Bernardo Benítez Arroniz. Descanse en paz. 2. Es falsa la información que han presentado algunos medios en torno a que ya son dos los identificados entre los restos hallados en el rancho El Limón, pues la única evidencia del segundo caso es una marca de sangre a partir de la que, si bien puede determinarse compatibilidad genética, es imposible confirmar un fallecimiento. Hay cuatro desaparecidos. 3. Destaca la investigación del equipo de Denise Maerker sobre el historial criminal de uno de los policías detenidos. Los desaparecidos no deben ser olvidados.
Escenas del terruño. 1. Observa Héctor de Mauleón las causas de los nuevos modos de la violencia de los cárteles del narco tras la caída de los grandes líderes y el ascenso de líderes menores. 2. Interesante reportaje de Animal Político sobre la fabricación de un caso de secuestro a fin de presumir la lucha contra la corrupción por parte del gobierno de Tlaxcala. 3. Por período vacacional, la Policía Federal implementará un operativo de seguridad en Guerrero. Hasta el 18 de marzo, día 78 del año, el número de ejecuciones en Guerrero es de 309.
Coletilla. “Quien exige del mensaje cristiano la comprensibilidad inmediata de lo banal, cierra el camino a Dios”. Joseph Ratzinger
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