Misología

Amo el silencio funesto que guardan las tinieblas quietas.

Moscas. La ocasión pasada señalamos que el actual gobernador del Estado de México anunciaba juguetonamente su candidatura a la presidencia. El mandatario provocó jovialmente a los reporteros diciéndoles que sí y no se lanzaba. Pronto el canto victorioso trajo consigo la avalancha y la sublimidad suiza se vino abajo. Cercano al cumpleaños cuarenta y tres del municipio, ocurrió el asesinato a quemarropa de un funcionario local en Cuautitlán Izcalli. Respecto a ello, Nelson Vargas, amigo suyo, lamentó públicamente el suceso. Y muy lejos de ahí (aunque tan familiar por la misma violencia desbordada), el periódico El Universal dio muestra de otro récord en el mismo estado: ¡cuatro asaltos en una semana! Este muchacho no tiene tan buena suerte como la del gobernador.

II. Y mientras recordamos lo violento del valle mexiquense, por poco olvidamos cierta atrocidad ocurrida en Piedras Negras, Coahuila.

III. Una búsqueda persistente de un padre por su hija tampoco debe ser borrada y menos en un estado tan convulso como Veracruz. Animal Político reporta al respecto.

Y la última… Resulta plausible lo avanzado que estamos, pese a los varios retrocesos que luego damos. Prueba de ello son los involucrados en la  defensa de la diversidad sexual. Ya no sólo atañe a políticos, estudiosos o activistas, hoy la trinchera se conforma por televisosyoutubers y hasta personas ficticias como La trailera (¡aguas! Ella sí demanda por uso indebido de su nombre). Cierta marca de papitas destacó en la semana por confrontar a sus clientes cerrados, éstos amenazaban con dejar de comprar el producto por su campaña. No eran las del sabor taquero ni las del guepardo con lentes oscuros, pero pertenecía a la misma familia. Las papitas pendencieras llegaron incluso a irritar a cierto cantante morenito que les recriminaba su hipocresía. Las frituras buscabullas no tuvieron que ofrecer respuesta, ya que eso hicieron los tuiteros con el cantante. Al final de cuentas, entre aplausos y unos reclamos, los publicistas habían logrado su cometido. Los triangulitos de colores fueron perfectos para ilustrar el oportunismo variopinto.