Problemas de -y por- la familia
(El narco y la familia)
Juegan con cosas que no tienen repuesto
ni recuerdan que en el mundo hay niños
Las matanzas que se dan a lo largo y ancho del país son el resultado de disputas entre familias, así como entre hermanos, primos, cuñados, compadres, etc., etc., que cual serpientes en un sólo cuerpo adelantan la lengua para saborear el aroma mortífero que detenta el poder a la dignidad de los que quedamos en medio de sus mordidas. ¿Podríamos definir con esta imagen al narcotráfico? Yo creo que sí, miles de cabezas que piensan cómo joder a los otros miembros del cuerpo, cuerpo que sólo se compone de vientre y cabezas, es decir, de rabia, de hambre de poder ser la única cabeza. El apetito de poder es infinito si sólo es apetito. Es molesto si se comparte. El hambre de odiar a los demás se hereda al que queda tras el jefe caído. El problema es que no sólo es una familia, no es una hidra nada más, son varias mordiendo a todas partes. ¿En qué enredo venenoso está metido el país? Todos los sabemos: familias de infaustos que haciendo el mal quieren ser reconocidos como los únicos reyes del negocio. Pero en todo este caos ellos no ven lo que a su paso destruyen realmente. Están ciegos y sólo ven enemigos, los demás no existimos. Incluso las serpientes en la cabeza de Medusa veían a cada una de sus víctimas. Este amasijo de maldad, al que llamamos narcotráfico, es más que un monstruo.
Intentemos otra imagen. En el reino animal hay un comportamiento que los depredadores usan cuando se encuentran entre sí, por ejemplo, dos cobras negras cuando luchan por su territorio inflaman los alerones que les rodea la cabeza y el cuello y mientras más grandes sean, más fácil es amedrentar al oponente. Las membranas que rodean a las cabezas de los capos son los brazos armados con los que cuentan; las relaciones en el gobierno; el territorio que se ha podido dominar; las relaciones en el exterior; la cantidad de negocios que se manejan; la cantidad de dinero que gastan en protección… Pero la comparación es, otra vez, insuficiente, pues en este caso, todo lo mencionado no sólo es temido y odiado por los rivales, sino que, en un giro de la maldad del hombre, es, sobre todo, envidiado. ¿Qué animal envidia y quiere ser más muerte que la muerte?
Volvamos a lo de las familias. Las familias que ejercen el narcotráfico no sólo son venenosas dentro de ellas, ni entre ellas, sino que quiebran a dentelladas el núcleo social de México. No me refiero sólo a la familia, que ya es una gran herida, sino a las instituciones públicas: policías, militares, políticos, médicos, estudiantes, –muchos no lo habrán hecho por su voluntad; lamento su muerte y su silencio forzado. Hace poco se cumplieron dos años del resquebrajamiento de 43 familias que en un giro del deseo de paz y justicia nos invitaron a no quedarnos con nuestras penas, a acompañarlos en las suyas, pero no con los sollozos de la lástima, sino con deseo estruendoso de justicia, de paz… Es que ellos no ven el daño que hacen, por eso no responden. Son más que monstruos, más que animales, menos que hombres. Es que nosotros tenemos la culpa por atravesarnos en sus negocios. Familias que se gestan para hacer negocios no pueden tener como base el amor, ni como fin la felicidad, no son parte del Estado, sino de un gremio que va enlamando al país. Estas familias son a las que hay que atacar, por las que hay que sentir vergüenza, si no, todos acabaremos en el vientre de la hidra, o como miembros de una familia así.
Javel
Para seguir gastando:
El problema de la familia no está en los elementos que la componen, quién la integre, sino en el fin para el que se crea. Las personas de la comunidad lésbico-gay también pueden ser padres y madres, ya que ser padre o madre tiene que ver con el deseo de criar con amor a otro ser humano para que sea buen hombre o mujer. Si la ley imposibilita el bien, también es un negocio injusto.