Intenciones nobles y buenas

Naturalmente ver acciones injustas indigna a las personas. La indignación se puede volcar en intención de reparar el acto y ésta en acción. Por tal motivo hay muchas personas con buena voluntad hacia el mundo en general. Las asociaciones civiles, las manifestaciones, inclusive el cambiar tan sólo un hábito, son ejemplos del ataque hacia la desastrosa injusticia. Pero tener la intención no es lo mismo que realizar la intención. ¿Qué hay en medio de la buena voluntad y de su concretización que la impide o dificulta?, ¿por qué decir que alguien tiene buenas intenciones suena igual a decir que alguien soñó que era feliz? Tal vez la distancia entre intención y acto se encuentra en la dificultad de tener los medios para que se abracen. Indudablemente todos queremos la paz en el país, pero parece que no sólo quienes hacen guerra lo dificultan, sino aquellos mismos que la evitan, evitan vivir intranquilos. Si la solución está en concientizar, ¿se puede concientizar a un criminal de hacer el bien que ya se concientizó de que no hace mal? En otra vereda, la imposibilidad de concretizar lo deseado está en no reconocer toda la dimensión del problema. ¿El que haya criminales se reduce a que ellos nacieron en un lugar que los condicionó criminalmente? O ¿lo obtenido mediante el crimen es visto como un pago por hacer una acción injusta?, ¿los criminales tienen buenas intenciones pero se ven imposibilitados de los medios para concretizarlas y hacen sólo lo necesario para sobrevivir? La dificultad de unir la buena voluntad con una buena acción es algo inherente al hombre. Pero tal dificultad no exime de responsabilizar y juzgar a quien actúa mal o casi bien. Montaigne diría que hay que juzgar dependiendo de la intención con la cual se actuó, cuando los medios impiden el buen actuar. Eso nos conduce a que actuar bien o mal no está completamente en nuestras manos y por eso todo juicio es relativo; exceptuando a quienes son ricos e inteligentes. O bien podríamos decir que hay que actuar según nuestras capacidades, esforzándonos por conocer todo lo que involucra concretizar alguna acción para que ésta se haga de la manera más perfecta posible.

Dejarse llevar por la idea de que es imposible que una buena acción pueda hacerse es querer vivir en la medianía. No es fácil hacer una buena acción, no es fácil conocer las consecuencias de la misma, ni los posibles inconvenientes que podría tener, pero quien lo intenta con todos sus medios, con todas sus capacidades, quien realmente actúa, está mostrando que la condición del hombre es más noble de lo que nos hemos creído.

Yaddir

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