Felicidad a lápiz

Felicidad a lápiz

 

and the white man dancing

 

I

Leonard Cohen murió de cáncer… quizá no podía ser de otro modo. El cáncer es la marca de la demasiada vida, el exceso que acaba desde dentro a través de la abundancia. La metáfora médica propone que el cáncer es un crecimiento desmesurado de células malignas que desde dentro pudren la vida. Yo creo que el cáncer es putrefacción de la vida por exceso de actividad natural (dicho sea de paso: las plantas no pueden tener cáncer porque no tienen vida), la naturaleza arrasando a la vida. No creo que sepamos lo que Leonard Cohen pensaba del cáncer, pero al menos sabemos que por su causa murió. Hacia el final de su vida admitió públicamente que se aproximaba su hora de morir; reservó para sí su enfermedad y dio a la publicidad su natural: cualquiera sabe que la vida se desmorona con el tiempo, cualquiera se explica el fallecimiento de un anciano, cualquiera cree entender la naturalidad de la muerte. Se fue Cohen dejando a su público la explicación natural. Murió el poeta dejando al pueblo sin metáfora. ¿Con qué metáforas lo recordarán los que se quedan?

II

Afirmaré una idea impopular: Leonard Cohen fue un nihilista. No quiero ser ingrato y peyorar al difunto, sino que quiero ser justo con su memoria, con la conmemoración del personaje público. A más de uno extrañará, sin duda, que afirme nihilista a un poeta que –cosa más rara- afirmó públicamente su espiritualidad, que cantó de modo tal las cuitas del hombre moderno que condujo a quienes lo escuchaban a mirar su fe e incluso, en los mejores casos, a pensar en ella, que creó piezas evidentemente espirituales, inspiradas, conmovedoras y profundas. Y aunque todo eso es cierto, yo creo que Leonard Cohen fue un nihilista. Si bien no hay en su obra destrucción de símbolos sagrados, aniquilamiento o profanación maliciosa, su espiritualidad afirma la nada. De la obra de Cohen la nada es el centro y la periferia. En la obra de Leonard Cohen el drama amoroso encuentra su vitalidad en la nada: la nada posterga el amor, la nada distancia a los amantes, la nada tensa a los amorosos, el amor culmina en la nada. En Cohen el amor es una insatisfacción prometida, una plenitud imposible, una felicidad a trazos esbozada. El amor coheniano es preludio de su espiritualidad: borrones sobre un papel blanco, rastros de una letra arrepentida, un fue que a veces nos recuerda la memoria. Por ello muchos ven en Cohen melancolía: confunden los restos con las piezas, el naufragio con el rompecabezas. No por ello fue un adorador de la piedra: Cohen fue un nihilista contemplativo que expresó la quietud del suspenso, el vaho en la ventana de la alegría, el eco de un dios soñado. Leonard Cohen fue una sombra de sencillez en un mundo ensimismado en neón. Tras Cohen la nada… y nos lo dice su muerte.

III

Vivimos un tiempo prosaico, ayuno de metáforas, misológico. Nuestro logos tiene cáncer, pero lo creemos viejo para suponer la naturalidad de nuestra decadencia. Vivimos un tiempo contra las palabras que desborda de palabras. Tenemos razones contra la razón y metáforas contra las metáforas. Por ello es sintomático que la muerte de un poeta torne tan natural, tan explicable, tan evasiva del cáncer. Que si Cohen murió en el momento justo del triunfo de la barbarie, que si Leonard Cohen ahora sí nos hará falta, que si el hombre fue un ejemplo en vida, que si el poeta estaba preparado para su muerte… Algo dice que a la muerte del poeta nihilista Leonard Cohen no se le pueda homenajear con metáforas. Leonard Cohen murió de cáncer… quizá no podría ser de otro modo.

 

Námaste Heptákis

 

Escenas del terruño. 1. Imprescindible la lectura del más reciente reportaje de Óscar Balderas, quien entrevista a un niño de Nuevo León que encabeza búsquedas de desaparecidos en regiones de difícil acceso en su estado. Ahora con 15 años, Ramiro es un experto buscador de desaparecidos. Hay que leer la historia de esta vida desgarrada desde los 9 años, de este sobreviviente en nuestro infierno. 2. En las elecciones federales de 2018, además de la ya anunciada candidata del Congreso Nacional Indígena (CNI-EZLN) -que será presentada en diciembre-, también participará alguien con el respaldo del Frente Orgullo Nacional MX (FON-Mx), el grupo que encabezó el apoyo a la iniciativa por los matrimonios entre personas del mismo sexo, iniciativa rechazada en comisiones el pasado miércoles (PAN, Verde, PES y Panal votaron en contra de la iniciativa; PRD y MORENA votaron a favor; MC se abstuvo y el PRI tuvo voto divido). El lunes 8, en entrevista radiofónica, dieron a conocer que los miembros del FON piensan constituirse en partido político a fin de promover los temas de la agenda LGBTTTI. Urge una investigación periodística sobre este grupo político. 3. Si Julio Scherer entrevistó al narcotraficante Ismael “El Mayo” Zambada en un lugar clandestino, el círculo rojo reverencia al maestro del periodismo crítico y el entrevistado continúa prófugo. Si Carmen Aristegui entrevista fuera del país a Kate del Castillo, el círculo rojo reconoce el valor de la periodista y compadece a la autoexiliada actriz, pues juntas reivindican la libertad periodística. Si Anabel Hernández entrevista al narcotraficante Rafael Caro Quintero en un lugar clandestino, el círculo rojo aplaude a la periodista que sí se atreve a decir la verdad y el entrevistado continúa prófugo. Si Ciro Gómez Leyva entrevista en vivo y en una ubicación pública al prófugo Guillermo Padrés y el entrevistado anuncia que al término de la entrevista irá a entregarse a las autoridades, el círculo rojo denosta al periodista, denuncia un circo mediático y fabula un pacto entre potentados. La crítica, ya lo hemos dicho, tiene doble racero. Padrés está detenido, Zambada y Caro siguen prófugos, y del Castillo no ha cumplido con la declaración a la que fue requerida. ¡Periodismo comprometido!

Coletilla. “La ciencia y el arte se besan en un acorde”. Jesús Silva-Herzog Márquez