Artificios

¡Sálvese quien pueda! Gritó antes de pegar un salto de la cubierta del barco que se encontraba en el ala oeste del museo de antropología. Era viejo, y había causado mucho ruido por haber sido reconstruido dentro del lugar en muy poco tiempo. Fue una pena que todos los niños, mujeres y ancianos, supieran al escuchar el alarido de aquél hombre, que toda la esperanza se había perdido: el salón se inundó en un mar de fuego antes de que pudieran salir de allí con vida. A pesar de que la versión oficial de los medios de comunicación fue la más aceptada, ésta fue errónea. El incendio que consumió el museo de antropología no fue provocado por el hombre que dio el grito de alarma. La catástrofe ocurrió cuando una rata mordió un cable de la instalación, creando así, un corto circuito y muriendo electrocutada al instante.

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