La exitosa mentira

La mentira es el pase dorado para triunfar en la sociedad. Por eso algunos glorifican el mentir con destreza y lo elevan al podio de arte. Pero esa elevación es una mentira; quien cree que la mentira es un arte no se está dando cuenta de que ha sido engañado. Mentir para granjearse los aplausos ajenos requiere de dos condiciones: conocer bien de lo que se está hablando y tener un amplio ingenio. Se requiere del buen conocimiento de lo que se quiere reconfigurar, porque así se sabe qué cambiar y qué dejar intacto, pues una mentira que no tenga la mínima base en la realidad, difícilmente puede ser aplaudida. Si la base es poco sólida y no se viola ninguna ley de la razón al mentir, hay que recurrir al ingenio, a la facilidad para tomar fragmentos de vivencias pasadas o posibles y darles una forma adecuada al círculo donde será dicha; no es lo mismo mentir entre personas que fácilmente se dejan acariciar el ego a hacerlo con la propia familia.

Algún mentiroso afirmaba: “mentir es decir lo que la gente quiere escuchar”. Yo lo escuchaba y temeroso me confesaba que tenía razón, aunque no sabía si me estaba diciendo algo falso con apariencia de verdad o algo medio verdadero, así que opté por tomar su frase como algo posible. Posteriormente también decía: “la buena mentira se traza con los colores de la vida y el pincel de la astucia”. Vaya trazo el que pasaba ante mí cuando decía esa frase (increíblemente al escucharla inmediatamente pensé que decía la verdad). Un día le pregunté: “¿por qué tienes dos definiciones de la mentira?, ¿eso no te delata como un mentiroso?” Él me miró y con una sonrisa satisfecha me contestó: “olvidaba que eras de aquellos que creen que la verdad está en las definiciones”. Supuse que sólo le gustaba divertirse al mentir, que era un vanidoso que se satisfacía al hacer dudar a los demás;  no sufría al saberse mentiroso como aquellos que entregan su voluntad a la falsa adulación y tienen que mentir para ganar.

Si el arte es la mejor expresión del alma humana, pues enseña y destaca lo que distingue al hombre, sus pasiones, aspiraciones, miedos, anhelos, vicios e inmundicias, así como su relación con lo divino, la mentira no puede ser un arte. El mentiroso va volviéndose más astuto, dañando con cada paso que parece dar, pero nunca vuelve a lo que verdaderamente le gusta y lo hace feliz, por eso sólo le queda consolarse pensando que su actividad es un arte.

Yaddir

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