Embelezados por la ternura de la imagen, nadie en el pueblo se dio cuenta de la blasfemia. La maldad se disfrazaba con forma de perros que cuidaban el alumbramiento del niño Dios representado nada más y nada menos que por un hermoso gato bebé.
"Una docena de años viendo cómo se parten por docenas otras cosas en el mundo"
Embelezados por la ternura de la imagen, nadie en el pueblo se dio cuenta de la blasfemia. La maldad se disfrazaba con forma de perros que cuidaban el alumbramiento del niño Dios representado nada más y nada menos que por un hermoso gato bebé.