Gloriosa enfermedad

La enfermedad tiene sus bellezas, y éstas no consisten en ser el centro de atención de varios doctores o de los familiares que cuidan de la persona que padece un mal, quien considera a la enfermedad como bella por ello no conoce a la humildad en el corazón.

La enfermedad también tiene sus glorias, que no se encuentran en vencerla o en estar impasible ante la ausencia de salud, aguantar dolores sólo por mostrarse como un ser superior a quienes se quejan de ella es no tener pobreza de espíritu.

La enfermedad tiene sus bellezas y sus glorias cuando se vive de la mano de Cristo, porque se padece con el reconocimiento de que no somos omnipotentes ni eternos y se acompaña al enfermo porque en él se refleja la viva imagen del salvador, un Dios hecho hombre siempre amante de su creación.

Maigo

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