La aparente comunidad aparentemente azul

Que lo que aparece en Facebook es lo que queremos que aparezca, eso nadie lo niega, pero la apariencia no se concretiza totalmente, es decir, el deseo de querer vernos de determinada manera sólo se queda en eso, en algo tan difuso, pero presente, como un deseo. La apariencia parece presentarse, pero también parece inexistente. Las fotos que nos tomamos son fruto de la decisión de un solo momento; no enmarcamos los momentos vitales, los más importantes, sólo los que así nos parecen o queremos que así sean. Las fotos nos fuerzan una sonrisa o una actitud, en muchas ocasiones; Facebook nos fuerza a mentirnos.

Pero más que mentirnos en la cantidad de amigos que tenemos, o en la cantidad de momentos importantes que debemos fungir, Facebook nos ayuda a mentirnos en nuestras ideas. Nos pregunta ¿qué estás pensando? Y, si nos encontramos en un momento de mediana lucidez, respondemos con alguna flor de nuestra reflexión. Pero la mayor parte de las veces expulsamos palabras con algún sentido aparente. ¿El sentido es para nosotros, para los demás, para la imagen de nosotros? ¿Con qué finalidad presentamos un comentario del que no sabemos quién lo leerá, qué tanta atención le pondrá, cómo lo entenderá? ¿Podremos encontrar comprensión en un ambiente tan caótico y ficticio como Facebook? Facebook nos ayuda a mentirnos que pensamos, que alguien nos comprenderá como queremos ser comprendidos.

Compartir una reflexión va más allá de expulsarla, uno debe pensar qué busca al escribirla, para quién va a ser dicha. Como las redes sociales no fueron pensadas para compartir ideas, sino para rellenar los perfiles de likes y comentarios, pues finalmente eso es un negocio, no conviene desperdiciar una posible reflexión en ellas; en la misma red hay espacios más adecuados. No debemos engañarnos con algo tan importante como nuestras ideas, pues, finalmente, muestras ideas siempre tendrán algún impacto en los lectores. Debemos tomar tan enserio nuestras ideas, como a las personas a las que se las queremos dirigir.

Yaddir