Sobre los bienes y males y nuestra percepción de ellos I

¿El dolor, el miedo, la alegría y el goce son medibles? Evidentemente no de la misma manera en la que medimos o intentamos medir la longitud y el peso de la materia. Quizá la medición podría ser comparativa o aproximada en el caso de las emociones. Aunque quizá eso ya no sea medición, pues no ofrece una cifra exacta que nos permita igualar el dolor de una ruptura amorosa al dolor de una traición familiar así como se igualan diez metros de madera con 10 de metal. Esto no sólo nos muestra la complejidad de hablar de las pasiones humanas, sino de su posibilidad de comprenderlas y saber qué hacer tras padecerlas. Es decir, ¿podemos exagerar el miedo que tenemos luego de ser asaltados y posteriormente organizar una turba iracunda para golpear a todos los seres de calaña semejante? Al parecer hay quienes así actúan. Pero también hay quienes se vuelven más temerosos y prefieren quedarse en sus casas o también puede suceder que de tantos asaltos los asaltados se acostumbren.

Qué se deba hacer con el miedo o con la alegría no se responde simplemente reaccionando ni dejándose llevar, como algunos intentan defender, o, contrariamente, que podemos convertir un evento desagradable en agradable y viceversa, más bien nos cuestiona la posibilidad de que podamos controlarnos y sentir lo que queramos sin importar lo que padezcamos, pero principalmente nos cuestiona cómo creemos que es bueno vivir. Ante la muerte violenta, que sería el mayor ejemplo del más terrible dolor, se puede llorar y gritar amargamente o alegrarse porque al fin se acabará el dolor y es probable llegar a una vida mejor. Del mismo modo, se puede enfrentar el dolor mediante la venganza, sobrellevarlo, buscar qué nos dice sobre nosotros mismos el encontrarnos al fondo del sufrimiento. El temor al sufrimiento no condiciona al hombre.

Aunque se puede afirmar que cómo padezcamos depende de nuestra idea de qué sea la mejor vida, eso no resuelve el problema de aquellos que no saben cuál es la mejor vida y quizá vayan descubriendo en sus sufrimientos o momentos agradables una respuesta parcial, de momento. La pregunta sigue pendiente: en qué consiste vivir bien.

Yaddir