Ruedan apacibles por las mejillas de la Diosa, granas lágrimas de desesperación: una figura sombría le ha oscurecido el semblante, y sus ausentes ojos, otrora brillantes y nocturnos, ya no ven más allá del río Lete.
"Una docena de años viendo cómo se parten por docenas otras cosas en el mundo"
Ruedan apacibles por las mejillas de la Diosa, granas lágrimas de desesperación: una figura sombría le ha oscurecido el semblante, y sus ausentes ojos, otrora brillantes y nocturnos, ya no ven más allá del río Lete.