Con cada gota de lluvia que cae, la habitación se achica cada vez más. No sé qué es peor, si morir aquí adentro triturado por la constante expansión de lo que prometía salvarnos de morir ahogados, o estar allá afuera a merced de la Ira de Dios. Tal vez, si el arca no estuviera hecha de madera, ésta no se hincharía con la humedad.